martes, 28 de septiembre de 2010

Hasta aquí hemos llegado


Dicen que el Maño nos deja.
Y no es verdad.
Dicen que el Maño cierra.
Y no es verdad.
Dicen que el Maño no tendrá su casa abierta todos los días.
Y no es verdad.
Dicen que el Maño nos deja huérfanos.
Y no es verdad.
Quizá hoy es cuando me encuentro más cerca del Maño.

Yo creo que ha tenido un ataque de humanidad, que es una debilidad muy propia de él.
Yo creo que en estos dos años, todos los días de cada semana de cada mes, han estado luchando la persona y el personaje. Miguel Ángel y el Maño. Miguel Ángel con el Maño. Miguel Ángel contra el Maño. Miguel Ángel junto al Maño. Y Miguel Ángel, siempre, siempre, ha sabido controlar al Maño. Pero el personaje es ladrón de profesión. Y el personaje tiene vida propia. Y lo que Miguel Ángel nunca pondría en boca del Maño, se pueden encargar algunos de los que asisten a esa representación diaria, para decir que el Maño dijo, no dijo o dejo de decir. Son las cosas del mundo virtual. Son las cosas de la popularidad. Es decir, que algunos espectadores son capaces de sacar de sus orejones palabras o frases que nunca salieron de la boca del Maño/MiguelÁngel y pueden jurar y perjurar que son suyas. Y no merece la pena gastar tiempo de tu vida en dar explicaciones. El Maño no puede robarle tiempo ni vida a Miguel Ángel.
Quienes me conocen saben que me sumerjo en Borges de vez en vez. Creo que en su poema "Borges y yo" recrea muy bien el desdoblamiento que hay entre lo que eres y la imagen que tienen de tí.
Yo quiero al Maño, pero admiro a Miguel Ángel. Yo disfruto con el Maño, pero me preocupa Miguel Ángel. Yo puedo pasar sin el Maño, pero no entiendo ya mi vida sin Miguel Ángel.
El Maño no tiene por qué volver, porque no se ha ido. El Maño no deja un vacío, porque desfallecería hasta Hércules intentando retirar el cúmulo de regalos con que nos ha ido obsequiando día a día.
Y Miguel Ángel sí tiene derecho a un descanso. Tiene derecho a un aparte. Tiene derecho a una suplencia. Tiene derecho al banquillo.
Y, al igual que los entrenadores destacan a algún jugador sacándole del terreno de juego 5 minutos antes de que acabe el partido, para que todo el estadio se ponga en pie para vitorearlo, para agasajarlo, para aplaudirle, yo me levanto y juntos mis manos en un sentido y largo aplauso.

Y te espero, Maño, en el próximo partido.

Ánimo.
Directorio de blogs en España

LinkWithin

Related Posts with Thumbnails