jueves, 25 de febrero de 2010

Anestesia Privada y Vida Privada: Las Anestesias Intempestivas y la Vocación de Tus Hijos.


En todos estos años pasados, sólo sabía que tenía un día libre cuando el día ya había terminado. Siempre me podían llamar en cualquier momento y he tenido que dejar a Frodo sólo batiéndose contra los Orcos en la Gran Torre y salir del cine con la sangre por las rodillas, mientras me caían flechas por todas partes y los gritos de mis hijos y de Frodo gritando: "No te vayas, por favor, no nos dejes sólos". Tuve que dejar a CinderellaMan en no sé que asalto, recibiendo una manta de palos que le estaba destrozando la cara y desde entonces, cada vez que veo una película de Russell Crowe procuro entrar ya empezada la película, para que no me recrimine por ese mal detalle que tuve con él.
Esas veces estaba con mi santa esposa, que podía seguir cuidando de mis criaturas. Pero algunas veces he estado sólo con ellos y la influencia ha sido muy grande.

Carmen tenía seis años y andábamos por Puerta Real esperando a la madre cuando me llamaron para un parto urgente. Nos metimos en el coche y allá que fuimos para el hospital.
-"¿Que te llevas a la niña...??????"
-"Sí, no te preocupes, es un parto rápido, nos vemos a la hora del almuerzo."
-"¿Y dónde la vas a dejar...?"
-"No te preocupes..."
No te preocupes, no te preocupes. De haberlo sabido...
Estaba una matrona muy simpática, con la que la niña había hecho ya migas. Llegué, ví, dejé a la niña y ... vencí.
Eso creí yo.
El parto fue más rápido de lo que yo pensé. Así que todas las manos eran pocas para atender a la paciente. Por eso, creo que fue por eso, me encontré a mi hija vestida con pijama de quirófano, gorro, mascarilla y guantes en la puerta de paritorio.
-"¡Hola papá!"
Miré a la matrona. Miré a mi hija. Miré a la señora.
-"Por mí se puede quedar", me dijo la futura mamá.
-"Va a ser un parto muy bonito, no ves que es el tercero...", refrendó la matrona sin dejarme pensar.
-"Empuja"- gritó la ginecóloga.
Y la verdad es que todo fue maravilloso.
Carmen en primera fila, viéndolo de cabo a rabo y pareciéndole de película. La matrona la cogía en brazos y la llevaba de un lado para otro explicándole cada cosa.
Carmen, al terminar se acercó a la paciente y le dió un beso.
-"Tienes un niño muy bonito".
Y colorín colorado, vocación de médico, que ha sacado.

Miguel Ángel y papá están en Puerta Real. El móvil que suena. "Mujer con contracciones que desea la epidural". Se repite la película, pero en cámara lenta, sin prisas. Miguel Ángel tiene 7 años.
-"No te preocupes, va a ser un parto lento. Vienes a recogerme al hospital y comemos por allí cerca."
-"¿Y el niño?"
-"Con él no va a haber problemas".
Por el camino, Miguel Ángel estaba pensativo.
-"Papá, ¿voy a ver un parto?"
-"No, hijo mío, le voy a poner la epidural. El parto será esta tarde"
Cara de tranquilidad. Cara de QuéPesoMeHeQuitadoDeEncima. Cara de PeroBuenoSiMeDeja... Cara de VoyAVerQuéMeDice...
-"¿Y puedo ver cómo la pones"
-"¿Estás seguro?"
-"¡Pues claro!"
-"¡Pues venga!"
Cara de ¡¡¡¡¡¡CuandoSeLoCuenteAMisAmigos!!!!!
Así que llegamos al hospital y por la puerta de paritorio sólo se podía ver mi espalda, lo que se dejaba translucir de la cabeza de la paciente y nada más.
Estaba poniendo la primera epidural en que mi hijo me observaba. Procuré darle un ambiente de tranquilidad y empecé a entablar conversación con la paciente.
Pero hay pacientes que hablan y otras que son más reservadas.
¡No dijo ni pío durante toda la maniobra!. Así que sin querer, se me escapó, mientras le ponía el apósito sobre el catéter, una vez habíamos terminado:
-"No dices nada, ¿es que te has muerto?"
Y antes de que respondiera la paciente, escuché, trás de mí, una carrera agitada. Miré para atrás y mi hijo había desaparecido. Dejé a la paciente y fui al estar de médicos que había al lado de paritorios.
Mi hijo estaba tirado encima de una fila de sillones, blanco como la nieve, sudoroso, temblando:
-"Papá, dime que no se ha muerto..."
Mis risas le dieron la respuesta y él me acompañó en la alegría.
Y pocas veces me ha acompañado en algo más en el hospital.
Y colorín, colorado, vocación de ingeniero, que ha sacado.

martes, 23 de febrero de 2010

ContraEntrada: ¿Por qué no hacemos estudios preoperatorios?


Leo entradas muy interesantes en la red y me gustaría poder estarme callado. El silencio significaría EstoyDeAcuerdo o LoQueDiceAquíEsLoNormal. Pero hay sombras en la habitación que deben de ser iluminadas y, a veces, una linterna, cuando se apagan las luces tras la representación, te enseña rincones que habían pasado desapercibidos.
La ContraEntrada de hoy es del Blog de la DraJomeini, su artículo se llama ¿Para qué pedimos un estudio preoperatorio? . Enciendo mi linterna.

Los anestesistas de la medicina privada no ganamos dinero con los estudios preoperatorios. La rentabilidad económica de nuestra profesión está en el trabajo que desarrollamos en quirófano. En España se pactó en 1995 un baremo que recoge las actuaciones que puede desarrollar un médico anestesista y por las que se le puede pagar, o por las que tiene derecho a cobrar, que no es lo mismo. Y aunque la consulta de anestesia formaba parte de ese baremo, la poca importancia que se le prestó desde algunas compañías y, por tanto, la escasa rentabilidad económica, hizo que se fuera ahogando su desarrollo. Hay pocas Consultas de Anestesia en España.
Yo aprendí que la preparación preoperatoria del paciente la debía de compartir el médico anestesista con el cirujano y cuando empecé mi actividad privada intenté ver a todos los pacientes previamente a la intervención.
Problemas que me encontré:
-Los preoperatorios lo hacen aquí los internistas, me decían los compañeros.
-Si montas una Consulta no puedes hacer anestesia porque te llevarías a nuestros cirujanos y a nuestros pacientes, me dijo uno de los responsables del grupo que llevaba la voz cantante en la asistencia anestésica en la calle.
-Las compañías no te los van a pagar, me confirmó un compañero.
Con lo cual el futuro era bastante negro.
Antes de la aprobación de la Ley de Autonomía del Paciente que obliga al médico a informar al paciente en circunstancias de sosiego, sobre la técnica y los riesgos que de ella se derivan pedí poder hablar con el entonces Gerente de la Compañía Aseguradora, todavía, más importante de mi ciudad.
Me confirmó lo que todos me adelantaron y me dijo que eso no era un problema en su delegación porque estaba resuelto desde hacía mucho tiempo sin que ningún compañero pusiera ningún problema.
Ante mi insistencia en que era un problema en el estaba gastando más dinero del que era preciso, llegó conmigo a un acuerdo.
-"Te voy a permitir hacer preoperatorios y te voy a facilitar los talones de la compañía. Eso me servirá para hacer un estudio de gastos en los próximos meses para ver si tienes razón".
Al hablar del precio de la consulta, me dijo que no me preocupara que su compañía nunca había dejado de pagar un servicio de un médico y que hablaríamos cuando se vieran los resultados.
Yo no tengo porque dudar de la palabra y de la dignidad de las personas.
Se publicó la Ley.
Pasó un tiempo prudencial. Y otro. Y otro. Y otro.
Han pasado ya más de diez años. Han venido responsable nuevos. No se ha respetado nada. Y lo más importante es que no se respeta al paciente.
Los preoperatorios lo siguen haciendo los internistas. Muchos anestesistas consienten. Algunos obligados, otros, gracias a Dios los menos, contentos.
La Consulta de Anestesia no da dinero.
Los anestesistas (en mi ciudad sólo dos) que seguimos con la consulta abierta para ver a NUESTROS pacientes (no vemos a pacientes de otros compañeros, es decir, hay muchos pacientes que son vistos por primera vez en la puerta de quirófano) estamos pagando la consulta de anestesia de nuestro bolsillo (luz, calefacción, secretaria, teléfono,...).
Yo hace dos años que tiré la bandera. Sólo veo a pacientes de compañias que colaboran o a pacientes que no me puedo negar a ver (fundamentalmente niños y mayores de 60 años).
Pero mi bolsillo no da para más.
Además:
Se gana más dinero en quirófano.
Se cansa uno de ser distinto.
El paciente es ajeno a todo esto.
Para las Sociedades Regionales y Nacionales de Anestesias parece que no es un problema prioritario.

Pero algún día, algún Director Gerente tendrá que dar una explicación sobre todo ésto. Espero que entonces no haya alguien sufriendo en medio.

domingo, 21 de febrero de 2010

Soy Anestesista: El que me busca me encuentra


¿Tenemos pacientes los anestesistas?. ¿De quién son los pacientes?.
La Ley de Autonomia del paciente le faculta para la Libre Elección de Médico. ¿Estaría el paciente facultado para elegir anestesista?¿Es
el anestesista un médico elegible?¿Quién lo determina?

En muchas sentencias judiciales españolas se establece la responsabilidad del cirujano en la coordinación del equipo quirúrgico y se le otorga la delegación de la confianza del paciente en la supervisación de los medios utilizados para llevar a cabo su intervención. ¿Es el anestesista un medio? ¿Tiene responsabilidad propia? Y si la tiene, ¿tiene independencia?. ¿Puede el paciente imponer su elección? ¿Tiene criterios el cirujano para vetar al anestesista?

Ahora juguemos. Donde pone cirujano, digan anestesista y viceversa.

Caso verídico:
Una paciente me elige para que yo sea el médico anestesista que la atienda en su parto. La ginecóloga le dice que trabaja con otros especialistas. ¿Tiene derecho a desviar a la paciente sin informarme?. ¿Deben respetar los otros compañeros la decisión de la paciente?. ¿Son meros instrumentos de la ginecóloga?

Lo siento, doctora, pero me has defraudado mucho. Lo siento compañeros, pero se vive mucho mejor con dignidad y sin cadenas.

No soy vanidoso. No he querido ser nunca protagonista ni divo. No me considero arrogante. Me duele que pacientes que han depositado su confianza en mí hayan dado a luz entre gritos y con su marido angustiado y mareado por no estar acostrumbrado a ver sufrir a su esposa en los partos. Si lo hacen mejor que yo, encantado. Pero por favor, aprended.

P.D.: Los pacientes pueden contar conmigo siempre, la mayoría de los cirujanos son muy dignos. Quien me busca sabe, siempre, que puede encontrarme.

sábado, 20 de febrero de 2010

ContraEntrada: ¿Por qué no somos Precisos?


Leo entradas muy interesantes en la red y me gustaría poder estarme callado. El silencio significaría EstoyDeAcuerdo o LoQueDiceAquíEsLoNormal. Pero hay sombras en la habitación que deben de ser iluminadas y, a veces, una linterna, cuando se apagan las luces tras la representación, te enseña rincones que habían pasado desapercibidos.

La ContraEntrada de hoy es del Blog de Sonsoles, su artículo se llama Precisión. Enciendo mi linterna y comparen ustedes.

Hemos nacido en una época especial. Los adelantos técnicos hacen brotar día a día novedades que mejoran los resultados y la seguridad de las intervenciones. Pero en la misma época pueden coincidir los Cromagnones y los Neardentales.
Y si los aparatos los hacen mal, pues los corregimos. Miren detenidamente. Esta bomba de infusión se ha diseñado con un sistema que te permite detectar un aumento de presión que nos indicaría que hay una obstrucción del paso del anestésico al paciente.
"Pero ¿a quién se le ha ocurrido esa idiotez?. Si todo el mundo sabe que si se despierta un paciente se empieza a mover y ya está, se le pasa la medicación que necesita y se vuelve a dormir. Seguro que el que se ha inventado eso lo único que quiere es que gastemos equipos con el detector incorporado. Así que yo le voy a ahorrar 12 euros a la paciente que ha venido aquí de mano del cirujano plástico AlQueNoHayQueNegarleNada y que nos da de comer todos los meses. Él sabrá agradecerme estos 12 euros del total de cercar de 5.000 euros que paga la paciente. Pobrecita".



"Y además tengo una idea, si recorto y guardo los equipos que gastan los demás, no se ve tan aparente. Genial."

viernes, 19 de febrero de 2010

Problemas anestésicos: "El problema de tener dos piernas"


Tenemos un solo apéndice intestinal. Es decir una sóla oportunidad de tener una apendicitis aguda. Y si tenemos un sólo apendice y una sóla apendicitis, cuando ésta llegue, le podemos decir adios para siempre con un sólo gesto. Au revoir. Good bye.
Pero tenemos dos piernas. El que tiene dos piernas, tiene dos problemas.
A mi abuela le gustaba pasear. Le gustaba ir a recoger a mis primos a la puerta del colegio. Era el principio de la abuelas-madres. Pero ella lo hacía porque era muy vitalista. Le gustaba relacionarse y tenía muchos y muchas amigas. Nunca tuvo problemas articulares. Pudo disfrutar de sus nietos.
La vejez no tiene que ser una época de limitaciones. Chayito, la atleta de la fotografía murió con 98 años el año pasado. Le encantaba correr y practicaba su afición en los ratos libres de su verdadera profesión: era voceadora de periódicos.
Por eso, porque hay abuelos y abuelas con ganas, quiero contarles una historia que no es real, que es inventada, que no ha existido nunca. Tiene dos personajes: una paciente que va a ser intervenida de su segunda prótesis de rodilla y un cirujano o médico anestesista que se limita a escuchar.

"Doctor:¿sabe usted por qué quise operarme de prótesis de rodilla la primera vez?. Por el dolor.
Por el dolor, no por la artrosis. La artrosis me daba igual. La artoris llegó antes. La artrosis se fue metiendo poco a poco en mi vida. Tan lentamente que cuando me dí cuenta ya formaba parte de mí misma. La artrosis se sobrelleva. Me permitía ir al mercado, al cine, a pasear con mis amigos.
Pero el dolor es distinto. Cuando el dolor llegó, se apropió de mi vida. El dolor desayuna conmigo. El dolor reza conmigo. El dolor me puso un tatuaje en mi piel.
Y entonces es cuando me hablaron del quirófano y del riesgo. Y todos los días encontraba un motivo para dar un paso hacia el hospital y otro para alejarme. Pero el dolor, el dolor, MiDolor.
¿Cuánto tiempo ha pasado?. ¿Un año?, ¿dos?, ¿cinco?. ¿Cuantos paseos me perdí? ¿Cuántos abrazos de mis nietos?.
Y llega el gran día en que mi rodilla pasó a mejor vida. "¿De titanio, doctor? ¿Me ha puesto la mejor, verdad?". Y en la puerta de quirófano, el cirujano me confirmó que todo había ido bien y las sonrisas de mis familiares presagiaban mejores tiempos.
Las enfermeras me decían los primeros días después de la operación que todas las intervenciones dolían y pusieron todo su cariño y todo los fármacos para apoyarme. Y, de verdad, que agradecí profundamente todos los cuidados y atenciones que me brindaron, pero el remedio no llegaba. El dolor, el dolor, MiDolor.
Y, sabe usted, pasan los días y el dolor se termina superando. Se vence. Se acepta, e incluso va desapareciendo. Y, por fin, se va. Se ha ido. No existe. Au revoir. Good bye.
Y volvieron los paseos. Volvieron los abrazos de mis nietos. Y volvió la vida.
Y ahora, ahora que el dolor ha vuelto, vengo otra vez, y vengo obligada. Vengo empujada. Vengo a rastras. Y el miedo me frena. No quiero que se repitan los días de sufrimiento que siguieron a mi operación. Y vengo, porque no tengo más remedio.
Y he escondido mi dolor más tiempo del que he querido. Me he perdido paseos con mis amigos, abrazos con mis nietos. El dolor que sentí después de la operación fue tan grande que durante mucho tiempo he creído que no merecía la pena pasar otra vez por lo mismo. ¿Me puede usted asegurar que no me va a dolor lo mismo?. Han operado a algunas amigas mías y algo le tuvieron que hacer, porque me han dicho que el dolor era totalmente soportable. Alguna hasta se ha operado de las dos rodillas en el mismo año. Si a mí me hubieran hecho lo mismo, hace más de cinco años que me hubiera dejado operar. Me veo mayor. Tengo ya algunos años...
No me va a doler mucho, ¿verdad?"


Y ante esta pregunta, yo también me cuestiono: ¿Por qué algunos gerentes no ponen todo de su mano para poder dar respuesta a todos los pacientes?. ¿Por qué no se preocupan de poner remedio al Dolor Postoperatorio?. Porque si sólo tuvieramos una pierna, no habría este problema. Pero tenemos dos.

miércoles, 17 de febrero de 2010

Me gusta: Política de Jeringas


¿Que hay en esta jeringa?.
No es cuestión ponerle a un paciente lo que no se debe, pero tampoco tirar jeringas cargadas con medicación porque no se sabe lo que contiene y gastar el doble de cada cosa. Es costumbre entre los anestesistas el dedicar una jeringa a cada cosa.

En el quirófano suele haber jeringas de 2 ml, de 5 ml, de 10 ml, de 20 ml y de 50 ml.
Hay agujas subcutáneas, agujas intramusculares, agujas de carga.
Se puede hacer un protocolo de reconocimiento con combinaciones entre jeringas y agujas y con un marcado posterior de jeringas.
Se aconseja llevar un rotulador en el bolsillo y rotular todas las jeringas con la medicación que contiene. Esto es lo mejor, pero también hay veces que las prisas mandan y conviene utilizar una estrategia de carga, utilizando siempre las mismas jeringas para los mismos medicamentos, además de rotularlos. Y, para más seguridad, emplear unos marcadores especiales para que no halla posibilidades de confusión.
Por ejemplo, es una costumbre muy antigua utilizar el esparadrapo de tela para marcar las jeringas que contienen medicamentos especialmente peligrosos: en nuestro caso el fentanilo, que es un mórfico que puede producir insuficiencia respiratoria a las dosis utilizadas en quirófano, se carga en jeringa de 10 ml y le colocamos una banda de esparadrapo de tela en la base y los relajantes musculares se cargan en jeringa de 5 ml con banda de esparadrapo de tela en su base. Se suele colocar una aguja subcutánea en la jeringa de relajante muscular.
Utilizamos las jeringa de 2 ml para agentes vasoactivos que no precisen dilución, por ejemplo atropina. En caso de utilizar la jeringa de 2 ml para un relajante muscular, se coloca la banda de esparadrapo y sólo se suele utilizar para la relajantes despolarizantes. Se suele colocar una aguja subcutánea en la jeringa de relajante muscular.
Además de utilizar las jeringas de 5 ml con banda de esparadrapo para relajantes musculares, cuando no se marca con la banda, se suele utilizar para ansiolíticos.
La jeringa de 10 ml que no lleva banda de esparadrapo se suele utilizar para cargar los antibióticos y cualquier medicación que se vaya a diluir en un suero para pasar en la inducción anestésica, como puede ser profilaxis antiemética o para analgesia pre-emptiva.
Cuando se utiliza una medicación vasoactiva que exige titulación en su administración se diluye en jeringa de 20 ml y se le coloca aguja intramuscular. Si es efedrina se carga un ampolla en 20 ml y se marca con rotulador poniendo la palabra completa Efedrina o F en caso de urgencia (efe de efedrina).
En caso de cargar anestésicos locales se raya con rotulador el émbolo de la jeringa. El anestésico local se suele cargar con una aguja que se tira y se coloca una nueva para realizar una infiltración con garantías de esterilidad. Para confirmar que se ha realizado el cambio de aguja, se suele dejar la funda de papel sobre el protector de la aguja.
Dicho ésto explicaremos la foto de entrada, tendríamos:
Jeringa de 20 ml con embolo rayado: Anestésico Local para infiltración de herida quirúrgica o Infiltración Intraarticular de Rodilla. La funda de papel indica que la aguja es nueva.
Jeringa de 2 ml con aguja subcutánea: Anestésico Local para infiltración para canalización de vía venosa.
Jeringa de 2 ml con aguja intramuscular: Atropina.
Jeringa de 5 ml con banda de esparadrapo: Relajante muscular no despolarizante.
Jeringa de 5 ml: Ansiolítico.
Jeringa de 2 ml con banda de esparadrapo: Relajante muscular despolarizante.
Jeringa de 10 ml: Se utiliza para preparar antibiótico o para preparar diluciones medicamentosas.
Jeringa de 10 ml con banda de esparadrapo: Fentanilo.

Esta es mi política de Jeringas. En cada quirófano o en cada hospital puede haber una distinta, pero es bueno que exista un protocolo de carga de medicación, para evitar administraciones medicamentosas indeseadas y para que no se repita mucho la pregunta ¿Que hay en esta jeringa?.

Los tapones que pensamos que podemos utilizar, se conectan a agujas para conservar la esterilidad, por eso hay una aguja con un taponcito en una esquinita.

martes, 16 de febrero de 2010

La SGAE, las mujeres públicas y las bibliotecas públicas.


En mi pueblo hicieron una biblioteca pública en mi adolescencia. Caminando por las calles encaladas y llenas de sol, encontramos un cartel que anunciaba que en un bajo cerca del Barrio de Madariaga, iban a instalar, por fín, el tan deseado refugio de lecturas y lectores. Un poeta Isleño fue el encargado de custodiar los libros. Con sus gafas oscuras y su tristeza en los ojos, se pasaba horas y horas clasificando libros y emborronando hojas.
Aunque era de natural reservado, llegamos a hacer cierta intimidad con él y sacamos alguna sonrisa de su boca. Con un interés común en la lectura, iba conduciéndonos por la inmensa selva de la literatura.
Años de libertad, de incertidumbre, los libros nos sirvieron para quitar legañas de los ojos, para abrir fronteras a nuestras entreabiertas ventanas y poner brillo a nuestras inocentes miradas. La hemeroteca se fue abriendo a revistas prohibidas y pudimos conocer Triunfo en el rincón iluminado del fondo, cerca del patio lleno de macetas.

En aquellos tiempos, algún que otro compañero gastaba su dinero en intentar ciertos escarceos en calles escondidas. Un dinero perdido.
Mujeres que requerían de tus riquezas para ofrecerte humo e ilusiones momentáneas. Placeres muy distintos de los que se encuentran delante de un buen libro o delante de un amor verdadero.
Entrar en la sala de lectura, con un carnet por bandera, te abría paso a aventuras, a paises lejanos, a conversaciones con personajes ilustres. Hoy podías hablar con Cervantes, mañana con Galdós, pasado con Alejandro Dumas, el fin de semana con Dickens. Podías pasarte unas vacaciones de Navidad de la mano de Edgard Allan Poe, de Dostoievski, Borges, Mary Shelley o Pablo Neruda. Y todo gratis.
Hoy, me he enterado que la SGAE quiere pasar factura. Quiere poner un diezmo. Quiere sentar a un empleado en cada biblioteca, pero no para que disfrute de la lectura, sino para ir recaudando 20 céntimos a cada niño que quiera acceder a los cuentos de Tin Tin o de Asterix, al joven enamorado que quiera copiar los versos de Becquer, al solitario que pasa las noches viviendo su Isla del Tesoro o su Odisea del espacio o a la abuelita que se siente Cleopatra y quiere revivir los amores con Marco Antonio y Julio César.
Hoy, me ha parecido que las calles de mi San Fernando natal se llenaban de recaudadores que robaban el dinero de los candidatos a lectores, aprovechándose de los sueños inventados por los grandes maestros, para desviarlos a vicios llenos de humos, de ilusiones momentáneas, de placeres muy distintos de los que se encuentran delante de un buen libro o delante de un amor verdadero
P.D.: Gracias a Berni, que me ha mandado un correo para darme la desgraciada noticia y las ganas de que todos se enteren.

lunes, 15 de febrero de 2010

Frases famosas: "¡En la puerta No, por favor, en la puerta No!"


Deseo tener una sección de frases que quiero que se aprendan los pacientes para decirlas en los momentos adecuados y quizá la más urgente sea ésta:
"!En la puerta NO!"


¿La foto es preciosa, verdad?. ¿Se imaginan?. De rodillas, con todo el público mirando, la soledad de que tú eres el maestro y el responsable del desafío.
Y sin saber qué saldrá por la puerta.
Toda la faena aprendida y repitiéndose una vez tras otra en la cabeza. Play... Rebobina... Play... Rebobina... Play...
Y la música empieza.
Y se oyen los movimientos en el cajón.
Ruidos de golpes.
Voces de angustia.
¡Y por ahí que viene!
Ya lo tengo frente a frente.
Mis ojos, miedosos, chocando con el miedo del oponente. Sorpresa.
Mi capote en la mano. Play...-Play...-Play...
El peligro haciendo sonar sus cascos en la arena.
El mundo se para de golpe.
Los gestos son automáticos. Todo sucede en un segundo. Sudor, suspiro, susto...

Sentimiento.

Sigo vivo. Y él sigue vivo.
Ha sido valiente. Tiene raza. Tiene vida. Y yo soy el encargado de velar por ella.
Recojo mi capote y me dispongo a ser su máximo valedor.

La faena ha empezado.

Y eso un día, y otro y otro.

Ya se han dado cuenta. Usted es el toro. Yo el torero. Ese es el juego.

Y estoy cansado.

No crea que no estoy preparado. Me siento muy torero.

Y le tengo a usted mucho respeto. Mucho.

Pero quiero jugar a otro juego.

Me encantan los toros. Por eso el ejemplo. No me gusta la Fiesta. Me gustan los toros. Espero no haberlo insultado.

Quiero dejar el capote. No quiero conocerlo a usted en la puerta de quirófano. No quiero que usted me conozca en la puerta de quirófano. Quiero dejar de torear a Puerta Gayola. Quiero conocerlo bien. Que hablemos en la tranquilidad y en la confianza que da el que nos sintamos personas. Que usted me explique. Que yo le explique.

-Yo soy su anestesista. ¡Encantado! ¿Cómo se encuentra?¿Qué miedos tiene?

No consienta que lo vea otro especialista. No quiera que el Mayoral lo conduzca por el chiquero hasta la plaza. Que no sea ésto una corrida de toros. Exija a ese Mayoral que sea un médico anestesista el que lo conozca y que le explique. Tenemos muchas cosas que explicar. Tenemos mucha tranquilidad que dar.

Que no lo veamos por primera vez en la puerta de quirófano. Exíjalo a quien crea que es el responsable. Grítele en la cara:
-"En la puerta NO, en la puerta NO!"

No firme ninguna vez más un Consentimiento Informado de Anestesia en la puerta de Quirófano.

Ayúdeme a cortarme a la coleta. No sabe usted lo que me pesa la montera...

Foto: Miedo y Tensión de Felipe 'Pipe' Caparrós Cruz

viernes, 12 de febrero de 2010

Me gusta: La Maniobra o Gesto del Cruce Limpio


¿Qué haces con el tapón de la llave de tres pasos mientras administra una medicación por vía intravenosa.
Dichoso tapón que se te cae al suelo, que si te lo quedas en la mano pierde la esterilidad y te da nosequé volverlo a poner, que si se te olvida se queda la vía abierta con riesgo de contaminarse.
Yo te propongo una maniobra que haga posible mantener la esterilidad: el Gesto del Cruce Limpio.

¿En qué consiste?. Pues en juguetear con el tapón y con la jeringa de medicación, de tal forma que en ningún momento moleste el maldito tapón, que no se contamine y que no se te caiga, que no se te pierda o te lo encuentres en el bolsillo después de pasar el antibiótico o el fentanilo.









El truco está en utilizar el hueco que hay entre el pulgar y la cara palmar del dedo índice para sujetar la aguja y dejarla allí todo lo que dura el proceso de la administración de medicamento.
Quitas el tapón con la misma mano de la jeringa.
Colocas el tapón en la aguja.
Ajustas la jeringa en la llave de tres pasos.
Giras la llave.
Administras la medicación.
Giras la llave otra vez.
Desconectas la jeringa de la llave.
Coges el tapón que tienes esperándote en la aguja.
Cierras la llave con el tapón.
Conectas la jeringa con la aguja.
Y ¡voilá!. Los gérmenes estarán esperando otro momento para invadir la nave nodriza.

jueves, 11 de febrero de 2010

Utopías: Como quiero que me anestesien

Siempre intento elegir para el paciente la anestesia que a mi me gustaría que me pusieran. He entrado en quirófano dos veces como enfermo. Uno para una anestesia local y otra para una anestesia general. Las dos veces fueron intervenciones menores, ambulatorias y no guardo mal recuerdo de ellas. Pero hace ya mucho tiempo de eso y las cosas han cambiado bastante. Recuerdo con bastante desagrado cuando me canalizaron la vía venosa.

Como me gustaría que me canalizaran la vía venosa



Aunque la vía venosa se canaliza para garantizar la seguridad del paciente, existe la idea de que no forma parte del acto quirúrgico. Es decir, que parece que la intervención empieza después de canalizar la vía venosa. Y nos olvidamos que tenemos al mismo paciente antes y después de pincharle, no son dos personas distintas. Es decir, que no le pillamos la vía para disminuirle las molestias, sino que hay que intentar no provocarles ninguna molestia desde el primer contacto, incluso desde que saludamos al paciente.
Por eso me he empeñado en canalizar la vía venosa periférica bajo anestesia local. Como son ya muchos miles y miles de pacientes y muchas miles y miles de venas, puede permitirme el lujo de decir que no es más dificil si se hace bajo anestesia local, que no es lo mismo el pinchazo de la anestesia local (que duele menos de un minuto) que el de canalizar la vía (que puede estar durando más de media hora "doctor me ha dolido menos cuando me ha colocado la epidural, que cuando me ha cogido la vía la matrona, que todavía me está doliendo") , que las enfermeras también pueden realizar una infiltración con anestésico local y que las venas del antebrazo y de la mano no son más difíciles que la de la flexura (que está prohibido utilizarla de entrada en todos los manuales de canalización venosa, tanto de enfermería como de medicina). El sitio de elección para una canalización (repito en la flexura nunca, de entrada), tiene que estar pensado para no molestar durante la cirugía (miembro contrario donde se va a colocar el cirujano, miembro no dominante en caso de que dé igual "¿es usted zurdo o diestro?") y debe tener el grosor suficiente según el tipo de cirugía (mayor calibre en las intervenciones donde se sospeche una posible pérdida de sangre superior a 500 ml).



Lo primero a tener en cuenta es que la canalización venosa es una técnica esteril y que la contaminación puede ser en un doble sentido. No se debe contaminar al paciente (hay que utilizar medidas de asepsia) y no se debe contaminar del paciente (colocarse guantes y cuidado con las agujas). No debe utilizarse alcohol como antiséptico y puede servir el agua oxigenada o un antiséptico yodado. Es importante insistir en esto porque en un paciente en que durante la cirugía se van a utilizar todas las medidas, por ejemplo, para que no se infecte una prótesis de cadera, no hay que olvidarse que puede haber una diseminación hematógena de un germen cuando no se siguen los pasos adecuados en la punción de la piel.

Se coloca una ligadura de goma sobre la zona de punción con la tensión suficiente para que impida el retorno venoso pero que no cierre la arteria. Luego se espera. Se espera. Se espera. ¿He insistido suficiente en que se espera? Y se busca la vena adecuada. En los casos difíciles, sirve de ayuda: esperar, que el paciente cierre y abra la mano, golpes suaves sobre el sitio de punción, esperar, drenaje contracorriente de la vena, aplicar calor (un guante de quirófano lleno de agua caliente me ha ayudado en algunos casos).



La infiltración de la piel se hace con un habón con poca cantidad de anestésico local, normalmente son suficientes 0,2 ml y se busca la zona lateral inmediata al sitio elegido para realizar la punción.



Cuando nos acercamos a la vena, la vena huye de nosotros. Por eso es mejor hacer un abordaje lateral. Es como el defensa de fútbol que se va llevando al delantero al sitio donde va a realizar más fácilmente el quite. Si se pincha justo encima de la vena, ella, lista, se va para la derecha o para la izquierda y nos regatea y nos deja con dos palmos de narices. Pero si vamos a por ella desde un lateral, la acorralamos y no podrá huir de nosotros. El acercamiento tiene que ser lento. Un poco de tracción de la piel con el pulgar de la mano contraria ayuda a fijar la vena.



Una vez que refluye la sangre a través de la guía, no hay que seguir introduciendola. Hay que saber que en este momento, lo único que está dentro de la luz de la vena es la punta metálica de la cánula y que el manguito de plástico que la rodea, es decir, el catéter venoso, puede estar fuera todavía. Por eso es importante sujetar la guía y deslizar el catéter sobre ella y no caer en la tentación de retirarlo previamente. En la incorrecta ejecución de este paso está el noventa por ciento de los fallos de la canalización venosa. Si retiramos la guía metálica previamente, podemos dejar todo el catéter fuera y cuando empujamos la cánula estamos intentando pinchar la vena con la cánula y, sabemos, por la práctica, que esto es completamente imposible.



Comprobamos que la cánula está en el interior de la vena.



Deslizamos toda la cánula dentro de la vena.



Retiramos la guía metálica, teniendo cuidado de presionar sobre la punta de la cánula para que no refluya la sangre. Y en este momento, aprovechamos para aflojar la ligadura del antebrazo.



Siempre conecto una alargadera con llave de tres pasos en los sistemas de suero. Es importante lo de la alargadera porque si se conecta una llave simple, cada vez que la giramos, se transmite el movimiento al paciente y ¡duele!. Además de que el catéter sufre y se puede colapsar.
Si hemos tenido la precaución de girar la llave de tres pasos y tenemos completamente abierto el gotero, podemos adaptar la conexión del sistema de suero a la cánula y cuando giramos la llave una vez conectada podemos comprobar la corrección de la vía, sin tener que buscar la rueda de cierre lejos del campo de punción.



Utilizo siempre tiras estériles para fijar la vía. Procuro sujetarla por los bordes para que la zona que va a estar en contacto con la cánula no esté contaminada.



Una primera tira.




Otra.



Vienen tres en el paquetito.




Y un apósito esteril.




En caso de que yo fuera un niño, toda la técnica sería igual, pero me gustaría que me pincharan en el pie, una vez dormido con anestesia inhalatoria, para que pudiera jugar con mis amigos que vinieran a visitarme. Y también me gustaría que me pusieran anestesia local antes de pincharme, aunque esté dormido, para que al despertarme no me doliera la herida y el suero. Creo que no entendería que me hubieran puesto algo que me doliera en la pierna para que me quitara el dolor. Sería difícil entenderlo aunque me lo explicara mi mamá y mi abuelita.






¿Habría algún problema para que me lo hicieran así?

martes, 9 de febrero de 2010

Grandes Maestros: Julio Bautista Torá


Si en la mitad de los hospitales del mundo ha habido alguna vez un Julio Bautista, gente como él ha tenido la culpa del retraso en introducir en los quirófanos el fibrobroncoscopio para intubar. No es lo mismo una vía aérea previsiblemente difícil que una vía aérea difícil. Me explico. Cuando te llega un paciente con Mallampati III o IV, que puede darte problemas es una vía previsiblemente difícil. Cuando te llega un paciente que en un intento deseperado de quitarse la vida, se ha puesto la escopeta debajo del mentón y como no llegaba con el dedo al gatillo, ha subido la cabeza y se ha disparado, llevándose toda la mandíbula, eso es una intubación difícil.

"Busca por las burbujas Miguel Ángel, por las burbujas". Ese era su consejo.
Fracturas de mandíbula. Quemados. Intubaciones dificultosas de verdad.
En lo que es un maestro Julio es en las intubaciones nasales con el paciente despierto y la mandíbula cosida. Su oreja pegada al tubo, dirigiendo (creo que con la mente) la punta del tubo para que se introduzca en donde debe.
Gracias a Dios hoy en día todo es más fácil. O por lo menos, tenemos más medios para que cualquier paciente pueda beneficiarse de los adelantos de la técnica.
Pero ha ido pasando y ha pasado ya, una época en la historia de la anestesia dónde el arte ocupaba un lugar bastante importante dentro de la ciencia.
Un buen día dejó la medicina pública para dedicarse en solitario a dar una atención personalizada a los pacientes y a los cirujanos en la medicina privada. Años más tardes yo le seguí los pasos. Cada uno trabajamos por nuestra cuenta, pero siempre noto su apoyo. Un Gran Maestro.

lunes, 8 de febrero de 2010

No me voy a comprar el iPAD ..., todavía


¡Que no, que no insistan!. Lo voy a decir clarito: ¡Que no me compro el iPAD!.
Por lo menos todavía. Pero que no, que no soy tan obseso de las cosas nuevas.
Y mira que sé que los de Apple han pensado en mí, que hasta el nombre iPAD: interesante para Palacio (que soy yo), Anestesistas (que soy yo también) y demás (también tienen que tener un detalle con otras personas).
Yo se lo agradezco a los de Apple, que seguro que me han visto entrar en los 50 necesitando gafas y pasándolas canutas para poder manejarme con el iPhone. Se habrán dicho que les da pena verme pasar tantos malos ratos y me han inventado este aparatito nuevo. Pero no me lo compro, que no.
Y tengo mis razones.

Me imagino que voy a utilizarlo bastante cuando lo tenga y creo que va a ser muy útil, pero quiero asegurarme.
En primer lugar tiene que ser un buen lector de libros. ¿Y qué le pido yo a un buen lector de libros?.
1.-Que pueda leer en cualquier lugar, que aunque nos lo quieran vender a los anestesistas para que podamos repasar artículos de interés en quirófano y en los ratos libres repasar el Marca, también lo quiero para la playa y poder leer directamente en la tumbona sin que me moleste la luz del sol, para el sofá de mi casa sin que me refleje la ventana que tengo en mi espalda, o en la cama con la habitación a oscuras, sin que moleste yo a nadie.
2.-Que pueda leer varios libros a la vez. ¿No lo entienden o me estoy explicando mal?. Quiero dejar claro que yo no soy un portento que pueda leer al mismo tiempo tres libros distintos, pero sí que los llevo simultáneamente. Puedo estar leyendo "Comodoro", consultando el "Harrison" y el "Longnecker" y rebuscando en artículos de la Revista de la "SEDAR" o "Dolor". Y entonces, me gustaría poder subrayar, anotar en cada uno de ellos. Es decir, hacer con el iPad lo que hago normalmente con los bolígrafos y los rotuladores. Y no quiero que me engañen, que hay por ahí programas que cuando abres el segundo libro, te quitan toda la información, subrayados y anotaciones del anterior.
3.-Quiero tener la sensación de libro clásico. Quiero poder pasar páginas con el gesto de enganchar la página en el ángulo superior y que se pasen de una en una. O de que apriete un poco más fuerte y pasen varias páginas a la vez. O que lo ponga de canto y puedan pasar las páginas una tras otra, enseñándome todo el contenido. También ayudaría el tener dos botoncitos como la nintendo DS en los cantos superiores y le pueda apretar con suavidad o con más intensidad, para que haga las simulaciones que me gustan (no le voy a cobrar las ideas a los directivos de Apple por estas sugerencias, aunque no me importaría recibir uno de prueba o de regalo para hacer las comprobaciones pertinentes).
4.-Quiero saber hasta qué punto es un ordenador o un iPhone grande o un ordenador y un iPhone a la vez. Es importante conocer si tiene un sistema operativo propio completo, o un sucedáneo para ir tirando. Quiero saber si todos los programas que me funcionan en el iPhone van a funcionar en el iPad. Me gustan las bases de datos y tengo hechos programillas en HandBase que quiero seguir utilizando. ¿Y cómo se van a sincronizar el iPhone y el iPad?. ¿Podré tener un Windows virtual en el iPad?.
5.-Quiero que me ayude a resolver temas que tengo pendientes y que se relaciona con que hay gente que habla un poco raro para mí, pero que me gustaría empezar a entenderlos, porque parece que hablan de cosas interesantes. Con lo bien que estábamos en el Siglo de Oro cuando todo el mundo entendía el español y ahora hay que aprender otras cosas por obligación. Yo por aprender que no falte. Si a mí me pidieran una lista de prioridades de idiomas para aprender a hablar, yo querría hablar esta tarde catalán (¿qué pasa, me gusta?), mañana por la mañana gallego, por la tarde francés, antes de acostarme algo de vasco y en el desayuno del día siguiente el inglés, que sería para trabajar y para temas relacionados con la profesión, pero que también me gustan. Y es que tengo libros y cintas y películas de inglés y quiero darme una última oportunidad.
6.-Las pelis. Me gusta el cine. Quiero ver las pelis que tengo en casa. No quiero tener problemas con el SGAE y quiero poder descargarlas sin problemas en el disco duro.
7.-Juegos. Tengo un amigo que piensa que la informática sólo ha servido para desarrollar juegos. Que todo lo demás es una mentira muy bien contada. Que se le hace creer a la gente que con el ordenador van a poder hacer de todo y que la gente se ha ido comprando un ordenador tras otro y que sigue haciendo las cosas importantes sin ordenador y que lo único que han hecho es jugar y jugar y jugar.

Así que aquí me tienen haciendo modificaciones en un prototipo que pienso enseñarles a los de la compañía cuando se lean este artículo y se preocupen de que no están vendiendo tantos iPAD como pensaban por la crítica que les estoy haciendo.
Pero pienso adelantarles el trabajo. Ya tengo resueltas algunas cosillas que creo que van a gustarle.
Y una vecina me está haciendo una funda de ganchillo para poder protegerlo de las caídas y del polvo. Es muy bonito, se abre una ventanita para acceder a la pantalla y tiene un bolsillito para poder meter el iPhone al lado.

sábado, 6 de febrero de 2010

¿Pilotos o controladores?


La insistencia en el control de la seguridad del paciente antes, durante y después de la interevención; el seguimiento de infinidad de datos, cifras, gráficas; el manejo de maquinaria de alta tecnología, entre otras funciones, ha propiciado que se compare la práctica de la anestesia con la tarea del piloto de vuelo.
Y aunque esa percepción es honrosa para la profesión, no sé yo si esa es la idea que la sociedad tiene de nosotros. ¿Nos consideran más pilotos o controladores?.

No quiero decir que me parezca más honorable ser piloto que controlador, las dos profesiones son igual de dignas. Sin embargo, veo similitudes entre la idea que se tiene en la sociedad de estos dos modos de vida, el aeronáutico y el sanitario quirúrgico.
¿Me dejan ustedes que me explique?.
¿Qué piensa todo el mundo que hace falta para que un avión vuele?. Un avión y un piloto. Todo lo demás son auxiliares, son personal añadido que son considerados, generalmente, invitados necesarios, pero invitados al fin y al cabo. A los directores de hospital, a los cirujanos, a las compañías privadas, los hemos oído en algún un momento en que nos han considerado un mal necesario. Y hasta el paciente, que quiere operarse, quiere resolver su problema, confía en su cirujano, pero, le teme a la anestesia.
Algunas veces hemos tenido la impresión de que puede haber una idea flotando en el aire de que el mundo sería muy feliz si no necesitara a los médicos anestesistas.
Y ahí es donde creo que la comparación se hace más evidente entre el aeropuerto y el hospital. ¡La que le ha caido a los pobres controladores!. Y no hablo de los que han hecho de la profesión un negocio. De los que son la CremDeLaCrem. De los que no han tenido visión de futuro y han querido aprovechar su posición de privilegio para crear un CotoDeCazaPrivado. No, no hablo de ellos. Pero quizá es que sea muy español ver que, si hay una rendija de la que obtener ganancias, se intente que siga abierta y, entonces, creerse que todo el monte es orégano. No queremos leyes que nos regulen mientras haya provecho y luego nos lamentamos. O quizá no sea por ser los españoles distintos, que no quiero insultar a nadie. Por quiero hablar de los que cumplen con su obligación día a día. De los que han visto como han ido medrando sus compañeros sacándole punta a una situación irregular. Y de los que ahora van a ver como tanta agonía les llevará a ... ninguna parte.
No sé si habéis leido el Real Decreto famoso. Se pueden aprender muchas cosas.
Los controladores decían que sólo podían trabajar 1200 horas ordinarias, y, sin embargo, trabajaban en algunos casos 1800, lo que representa el 50% de horas extraordinarias. Lo que era una ingeniosa forma de ganar un dinerito ("tienen artificialmente la condición de voluntarias y se abonan irregularmente a precio mucho más alto del previsto en el Estatuto de los Trabajadores para las horas extraordinarias, lo que es la causa principal del encarecimiento desmedido del coste del servicio"), se ha convertido en una trampa, puesto que ahora el señor ministro les dice que los propios controladores han demostrado que ese es el número de horas que necesita el sistema para ir adelante. Conclusión, que van a tener el mismo sueldo base establecido, pero le van a cambiar el horario ("se dispone que la jornada máxima necesaria es la media de la efectivamente realizada por los controladores de tránsito aéreo al servicio de AENA durante el año 2009, que, como se ha indicado, ascendió, incluido el tiempo de descanso durante la jornada y las guardias localizadas, a 1.750 horas"). Y no tienen defensa.
Las razones del ministro son que quiere igualar el sueldo de los controladores españoles con el de los europeos. Este sería un buen mensaje si continuara, por ejemplo,igualando el sueldo de los médicos españoles con los europeos. Pero, no sé por qué me imagino que por ahí no va a ir la cosa.
Con todo esto me viene a la cabeza seguir estas disquisiciones con una reflexión sobre unas conversaciones que pueden haber ocurrido en cualquier ciudad de cualquier provincia entre los médicos anestesiólogos, por ejemplo, hace un par de años, desafortunadas conversaciones.
Los hechos de aquella época pudieron ser que las compañías llevasen más de 10 años sin subir los honorarios médicos de los anestesiólogos y éstos quisieran comenzar unas negociaciones con las aseguradoras, entre otras cosas, porque no es bueno que no exista el diálogo durante tanto tiempo. ¿Verdad que hay motivos para esperar que hubiera un final feliz?. Pues lamento deciros que vuestro gozo en un pozo.
Imaginaros que tres presuntos compañeros, se erigieran en representantes de ellos mismos y aconsejaran a las compañias que siguieran con sus asuntos, que ellos se encargarían de arreglarlo todo. Y que lo hicieran. No se les puede quitar el mérito. Defraudan las esperanzas de todos sus compañeros y se salen con la suya. Claro que todo no iba a ser de forma gratuita. A cambio de todo tienen garantizado un buen ingreso económico y que cuando es necesario todos miren para otra parte.
La Consulta de Anestesia, una de las posibles reivindicaciones, la sigue haciendo la novia de uno de ellos, que por cierto no parece que fuera sanitaria reconocida, en la puerta de los quirófanos.
Siguen faltando anestesistas para realizar el trabajo existente, se podía calcular entonces que serían necesarios 4 ó 5 médicos anestesistas, lo que condicionaba alguna que otra anestesia simultánea (la que hace un anestesista cuando atiende dos o más quirófanos a la vez). Cada vez hay menos médicos anestesistas que se comprometan con las urgencias (que los compañeros ¡controladores? aconsejan que no se paguen), cada vez hay menos médicos anestesistas que se comprometan con la asistencia a los partos con analgesia epidural (que los compañeros ¿controladores? ven bien con que se bajara de nivel en el baremo). Y el número de horas de descanso que precisa una persona para cumplir bien con su trabajo se reduce considerablemente para estos jornaleros de la anestesia, que Dios los proteja. Y todo el mundo rezando para que no salga un ministro del ramo diciéndoles que ganan demasiado con el exceso de trabajo que llevan adelante y les quieran pagar algo más razonable y que sigan atendiendo los mismos quirófanos por el mismo dinero.
Ciertas irregularidades que han podido apoyar en algunas ocasiones, a veces por necesidad de atención a los pacientes y otras por mero provecho personal (con muchos visos de inmoralidad manifiesta), pudieron condicionar cierta tardanza de los hospitales para adaptarse a la normativa necesaria para poder garantizar una asistencia en programas de colaboración con la Seguridad Social y con las Mutualidades. Esto puede llevar a que en alguna provincia no se pueda atender a ningún paciente de Mutualidad en esos hospitales. Es decir, falta de previsión en el futuro, egoismo innecesario y PanPaHoyYHambrePaMañana. Y meten a todos en esto, a los buenos y a los no tan buenos.
Puede quedar pendiente la atención de Urgencias y el Tratamiento del Dolor Postoperatorio. Pero parece que son temas poco importantes para los interesados.
Como resumen: Los presuntos Controladores, tienen el patio Descontrolado. No creo que estos pseudocontroladores puedan seguir llamándose buenos consejeros.
P.D.: La posible solución de hace dos años podía parecer sencilla. Crear un periodo de dos o tres años en que se actualizaran los honorarios (ni siquiera subir, que es como se podría llamar a la realización de un incremento superior al IPC de esos diez años; podría haber acuerdo si ambas partes se adecuaban a las circunstancias de crisis, pero que no cayera toda la crisis sobre los hombros de los anestesistas) y hacer, de esta forma, más atractiva la demanda de entrada de nuevos anestesistas en la medicina privada. Se repartirían cargas en el trabajo y no se perdería mucho en lo económico. Ampliar un poco la tarta para que pudiera haber más invitados. Pero la solución de este cuento es que no aumentó la tarta y los que llevaron el control (¿controladores?) cogieron trozos más grandes.
Me empieza a recordar ésto el cuento de la Gallina de los huevos de Oro.

jueves, 4 de febrero de 2010

Herramientas: Historia Anestésica Informatizada



Los informáticos acuden al olor del dinero. En eso no se distinguen de otras profesiones. Pero, nosotros, que hemos visto nacer la nueva Casa Global que ha surgido en la Era Binaria de los Ordenadores, observamos que muchas habitaciones tienen ya la solería y el alicatado completo (los Bancos y otros negocios rentables) y otras por no tener, no tienen ni siquiera telarañas en las esquinas.

En el mundillo de la Sanidad hay muchos programas, pero no ha surgido todavía ninguno que nos guste a los médicos. ¿Quién tiene el dinero en este ambiente?. Fundamentalmente la Administración, por eso, la mayoría de los programas se hacen para control de gestión, control del médico, control de su trabajo. Un control casi policial. En la medicina privada, mirando los ordenadores, tú puedes saber cuántos paquetes de gasas se utilizó en la cura de un paciente, pero no te saldrá un aviso que ocupe toda la pantalla si pides un bote de penicilina para un paciente que sea alérgico a dicho fármaco. Te saldrá el precio como mucho. Y si el paciente fallece, el programa hará el finiquito de los gastos antes que la carta de pésame.

Me hice una base de datos para pasar mi consulta. Es muy básica. Y tendrá muchos fallos, lo admito. Pero me ha servido durante unos pocos años para llevar mi trabajo con cierta dignidad. Hace un par de años, me paré en su desarrollo. Y mi filosofía es que he procurado que el tiempo que le dedico al paciente sea mayor que el que le dedico a pasar los datos a la máquina. Por eso tengo una idea para uno nuevo..., pero eso es otra historia.



Ahora la Base de Datos que tengo es a lo que se puede llegar con nociones básicas de informática y la que me gustaría tener, con el conocimiento de los errores y fallos que he cometido sería otra. Una en que no se escribiera. Una en que el paciente te ayudara a completarla. Pero no tenemos los conocimiento necesarios o no tengo los conocimientos necesarios, para llevarla a cabo.

Lo que sí creo es que compartiendo conocimientos podemos dar un paso adelante.
Mi base de datos es relacional, está hecha en Access y se coordina bien con Word para hacer informes preoperatorios.



Estoy retomando otra que me sirve para facturar.



Pondré el diseño de las bases de datos en imágenes y si interesan abrimos un diálogo.


Aquí van unos pantallazos de lo que son los formularios para introducir datos de Alergia y Hábitos:



Antecedentes Médicos:



Informe Anestésico:



Analíticas:



Hay otros para Exploración Física, Pruebas Complementarias, Tratamiento Preoperatorio, etc.
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