miércoles, 22 de diciembre de 2010

Todo está preparado para el Nacimiento


Cuando el Jefe de Servicio subió por la mañana en el ascensor no cayó en la cuenta de que iba una embarazada muy peculiar acompañándole.
Después recordó que le llamó la atención que la joven le decía a la mayor que le acompañaba, que agradecía la preocupación por ayudarla en la preparación del parto, pero que los tiempos habían cambiado y que prefería la colaboración de una matrona.
-Ana, no sé si podrás estar conmigo en el momento del parto. Ya sabes que José prefiere que lo tengamos en su pueblo.
Era una conversación corriente y moliente entre una pareja de mujeres que anticipaban las necesidades de un parto, por eso no le dio más importancia.
Todo ésto lo recordó de una forma espontánea cuando recibió la llamada del señor director:
-¿Sabes a quién tienes en Educación Maternal, recibiendo una clase?
Le faltó poco para soltar el teléfono sobre la mesa y correr por los pasillos hasta la sala de preparación al parto.
Cuando entró en la habitación del fondo del pasillo, pasó la vista por encima de todas las cabezas de las embarazadas que estaban en el suelo, acomodadas, haciendo los ejercicios de respiración e hizo una seña a la matrona, arrugando los ojos y encogiendo la cabeza.
A buena entendedora, pocas palabras basta. La matrona preparó el capote:
-María, muy bien. Repítelo ahora más lento, relajándote.
Ana sostenía por la espalda a su hija María y le ayudaba a realizar los ejercicios.
No lo podía creer. La Virgen María en clase de respiraciones y de pujos.
La misma cara de incredulidad que puso él, la habían puesto antes todas las compañeras que la vieron llegar.
-Pero María, si tu parto va a ser especial. Si tu parto va a ser modelo. Ya quisiéramos todas tener la garantía que vas a tener tú con el tuyo.
Y María contestaba con resignación y modestia.
-Nunca se sabe, amiga. Nunca se sabe. Por si acaso quiero ir bien preparada.

Cuando acabó la clase, el Jefe se dirigió a María:
-¡Qué bueno verla por aquí!. Me gustaría que me hubiera avisado para poder atenderla mejor. ¿Le apetece un café? ¿Le puedo invitar a desayunar?
-Se lo agradezco en el alma, pero no me quiero perder la clase de la analgesia epidural que va a dar ahora mismo el anestesista.
-¿Analgesia epidural?
-Nunca se sabe, hijo mío. Nunca se sabe.


P.D.: Felices fiestas y feliz entrada de año.

martes, 21 de diciembre de 2010

Me encanta Helsinki, creo en los Reyes Magos.




No le he escrito a Papá Noel este año, no tiene mérito, nunca lo hago. Tampoco me ha dado tiempo de escribir la carta de los Reyes Magos. Por eso no sé de quién viene este regalo: La declaración de Helsinki.
Dos simples páginas.
Una cuartilla por detrás y por delante.
Un par de docenas de párrafos...
Pero no pueden resumir mejor mi lucha de todos estos años.
Si tiene un ratito libre, desocupado lector que diría Cervantes, léaselo con tranquilidad.
Para las mentes ocupadas, me he permitido subrayarlos.
El paciente tiene derecho a información (¿dará esto pie a que se reconozcan de una vez las Consulta de Preanestesia?).
Los pacientes tienen derecho a tratamiento del dolor postoperatorio (¿se abrirán los baremos de tratamiento del dolor agudo como actos anestésicos simples?).
Las instituciones deberán de elaborar un Informe Anual sobre morbilidad y mortalidad relacionada con la anestesia y las medidas que toman para disminuir estos parámetros.
Y muchas cosas más.

No tiene desperdicio.
Una llamada a la sensatez.
Un respaldo al trabajo bien hecho.
A partir de ahora podemos sentirnos más seguros.

Si ya sabía yo que había Controladores Aéreos de Quirófano buenas personas.
Solo falta que los pacientes sean exigentes con sus compañías aseguradoras.
Solo falta que las compañías aseguradoras apuesten por la seguridad.
Estaré pendiente de comprobar qué compañías firman el Protocolo de Helsinki e intentaré darles información.
Y, por último, decidme: ¿quién de mis amigos ha escrito este año mi Carta a Los Reyes Magos?

sábado, 18 de diciembre de 2010

Todo un DonJuan


En este país es muy fácil llamarse Juan. Es más complicado que el respeto y el reconocimiento de los demás te hagan convertirte en don Juan. Pero lo auténticamente difícil es llegar a ser un DonJuan.
-Papá tengo un profesor de matemáticas que es guapísimo - es mi hija la que habla.
Un profesor de matemáticas guapísimo es un peligro para los padres, porque tiene el riesgo de fomentar más la imaginación que el cálculo.
-Yo lo tuve el año pasado y te prevengo, es más bueno y exigente que guapo - mi hijo pone las cosas en su sitio, o por lo menos, lo intenta.
-Tiene unos ojos, papá...
-Que no te equivoques, que no es un guaperas...
-Tiene una mirada, papá...
-Es un seductor, es verdad, pero duro como él solo. Ya verás en los exámenes. Se te hará difícil ganarte una buena nota.
-Yo no quiero una buena nota, quiero una sonrisa.

Éste es don Juan Tortosa. Un profesor de matemáticas encantador. Y temible.
-Con Don Juan estudias.
-Con Don Juan aprendes.
-Con Don Juan te esfuerzas.
-Don Juan te pone a prueba.
Son comentarios de alumnos en el patio del recreo de los Agustinos de Granada.
Un profesor encantador. Un profesor temible. Un profesor encantadoramente temible. Un profesor temiblemente encantador.
Quizá por eso, en el último mes, se ha enamorado de él una pérfida engatusadora.
-Juan, tengo malas noticias que darte, tienes leucemia.
Su corazón tiene espacio para todo, tiene fama de tener un gran corazón. Sus venas tienen capacidad para todo, no le asusta ningún problema, ninguna ecuación, ningún enunciado.
Don Juan tiene fama de salvar al libro de matemáticas de un suicidio inminente, porque le resolvió todos sus problemas. Sabe apostar por la vida.
Él, que ha puesto a todos sus alumnos tantos exámenes que aunque duraran dos horas se les hacían interminables, está, cara a cara, ante todo un auténtico concurso oposición con pruebas duras, muy duras, con enunciados complicados, con muchas incógnitas.
Pero él sabe que un Agustino, nunca lucha solo. Que, sus alumnos están con él. Y él pudo verlos delante del hospital esta semana. Y los nota cerca día a día, seguro. Al igual que sabe de la cercanía de los padres y las madres que hemos confiado en él durante todos estos años. Esos padres y madres que sabemos que ha sabido utilizar su encanto para que se enamoren de una asignatura difícil. Esos padres y madres que sabemos que va a dar plantón a su actual y dura compañera.
Lo echamos de menos en clase, lo echamos de menos en el colegio, lo echamos de menos en el polideportivo jugando las pachanguitas de FútbolSala con sus compañeros. Lo echamos de menos los lunes, hablando de fútbol, defendiendo a su equipo. Lo hemos echado de menos después del Clásico. Porque no todo son virtudes, Don Juan tiene un defecto. Es del Barça. ¿Qué le vamos a hacer?.
Nadie es perfecto.

martes, 7 de diciembre de 2010

Algunos controladores aéreos también tenemos Derechos


Me toca muy de cerca. Es lo que hay.
Generalmente se ha comparado el quirófano con una cabina de avión. Y allí nos metían a los médicos anestesistas. En la cabina.
Ya he dicho yo otras veces que me veía más como controlador. En la torre de control.
Por eso me toca de cerca.
Hace dos años compartí con mis compañeros mi idea de que hacen falta más médicos anestesistas en la medicina privada. Y para eso había que corregir ciertos errores.
Haciendo historia, la lucha que se había producido, hace ya años, para hacerse con el mercado anestésico, había llevado a una serie de condicionamientos:
-El beneficio de las compañías, que durante diez años no había subido NADA los baremos. Y es que cuando hay el número de médicos que tiene que haber es obligatorio pagarle a cada uno lo que se le tiene que pagar. Porque cuando hay menos anestesistas y ganan más, se le puede hacer un recorte en el baremo sin que haya unas protestas desmedidas.
-El beneficio particular de cada médico, que se concretaba en un sueldo final deslumbrante. Sin embargo se obtenía a costa de un mayor esfuerzo, una pérdida irrecuperable de la vida familiar y una acumulación de cansancio desorbitada.
Y ya está armado el follón. Difícilmente se sale de él.
Son las leyes del mercado. Por lo menos eso me dijo un Gerente provincial. Y debe de ser verdad.
Y el mercado debe de funcionar para que todo funcione. Es posible que haya algo de verdad en lo que decía el Gerente. Pero la tendencia a desequilibrarse todo es muy grande. Y si hubiera un punto intermedio, puede ser hasta aceptable.
Pero la cuerda se tensa. Y cuando está tensa:
-No hay ningún beneficio para el paciente.

Y entonces pasa lo que pasa.
Lo que no es rentable se deja de hacer:
-No es rentable la consulta de anestesia, pues se dice que no hace falta. Conclusión: Los Consentimientos Informados se hacen en la puerta de los quirófanos.
-No es rentable el Tratamiento del Dolor Postoperatorio, pues no se hace. Conclusión: "Si a un paciente de mi compañía le duele, que le den un Dorotir, como se ha hecho siempre (SIC)".
-El número de anestesias simultáneas aumentan, ¿qué hacemos?. (Personalmente, yo contraté a un compañero durante un año y me dejé en ello todos mis ahorros. No sé si puedo hacer más. Cuando el trabajo empezó a disminuir, no me lo he podido permitir).

La jugada es maestra por parte de las compañías (no de todas, doy fe): tienen a una serie de profesionales peleándose por trabajar, el sueldo es más bajo y no hay protestas. Y cuando alguien protesta se le echa y ya está.

Por eso defiendo que hay que regular las condiciones laborales de los médicos con las compañías privadas. Por eso defiendo el diálogo abierto. Por eso creo necesario que se tome en serio la opinión de los especialistas en la medicina privada (que no es tan privada, o si no, que se lo pregunten a los funcionarios). Por eso creo que no se debe de dejar a los pirómanos el cuidado de los incendios.

Que los controladores de quirófano también tenemos nuestros derechos.

P.D.: Mi solidaridad con los Controladores Aéreos Dignos, que haberlos seguro que los hay.

sábado, 4 de diciembre de 2010

La Sinrazón de los Controladores Aéreos


¿Cuántos controladores aéreos conocéis?
Mirad alrededor. Yo conozco a alguno.
Y no trabajan en los aeropuertos.

Yo no sé que hay de verdad en todo lo que me están contando. Y hablo de las razones. O de las sinrazones.
Puede ser que sea verdad que ser Controlador Aéreo en España haya sido un chollo. Que se hayan limitado las plazas de forma intencionada. Que pusieran filtros para que tuvieran que ser familiares directos de los que ya estaban dentro. Que ganaran mucho, mucho, mucho dinero. Que trabajaran mucho y, también, que descansaran mucho. O puede ser que todo sea mentira. Pero no me creo que todos fueran unos rastreros, que todos fueran unos interesados, que todos fueran tan sibilinos.
Permítanme que piense que algunos, o alguno, quisiera darle cierta racionalidad al trabajo. Que quisiera que hubiera equilibrio entre el trabajo y el sueldo, entre el trabajo y la vida familiar, entre el trabajo y el descanso. Alguno habría. Creo yo. Seré iluso. Pero lo pienso.
Voy a creer que alguien querría aumentar el número de plazas en los aeropuertos. Voy a imaginarme que alguien tuviera bastante con un sueldo un diez o incluso un veinte por ciento inferior. Voy a esforzarme y hasta voy a defender que la tendencia general fuera pensar que todo tenía que evolucionar, que cambiar, que mejorar. Y voy a pensar que en esto ha llegado el pulso entre Gobierno y el Colectivo. Cuando el plato todavía estaba por preparar. Cuando todo estaba crudo.
Un problema de velocidades. Los críticos no han tenido tiempo, o no han sabido ir a la velocidad adecuada para poder resolver el problema antes de que fuera tarde.
Y quizá sea hasta lógico. Se les ha quemado el cocido antes de meterlo en el horno. Y hay que saber cambiar a tiempo. Y ellos no han sabido. Se les había acabado ya el tiempo a los que estaban luchando contra los privilegios.
¿Cuántos intereses ha habido, mientras tanto, para que todo siguiera igual que estaba? ¿Por qué se ha mantenido todo exactamente sin cambios durante tanto tiempo?


Y lo mismo, lo mismito, veo a mi alrededor. Necesidades imperiosas de cambio.
Cambios que no llegarán, seguramente, a producirse.
Veo ControladoresAéreosDeLosMalvados en el hospital. Forzando al máximo la endogamia. No permitiendo que entre nadie nuevo. Creando círculos totalmente cerrados donde es imposible entrar. Imponen criterios estrictos que hace que cualquier pensamiento distinto sea tomado como Extraño, como Malvado, como Absurdo.
Y, máldita sea, me pilla todo tan cercano.
No quiero que los anestesistas sean los futuros ControladoresAéreosMalvados. No quiero escuchar las mismas críticas.
-¡Cuánto ganan!
-¡No descansan lo necesario!
-¡Son capaces de hacer cualquier cosa por dinero!
-¡Estaban llevando varias cosas a la vez!
-¡Tienen su merecido!

Espero que todo se arregle. No entiendo el Secuestro al que los ControladoresMalvados han sometido a la sociedad española. Espero que se tomen las medidas oportunas. Espero que paguen tanto los Culpables como los Responsables. Todo esto ha sido una patada al estado de derecho.

Pero, también espero que todo esto sirva para algo. Que, a partir de ahora, se mire alrededor. Que se vea y se descubran a todos los Controladores Aéreos que hay fuera de los Aeropuertos.

Haberlos lo hay.

Y hacen mucho daño.

¡Qué arte de niños!: Mi Bella Durmiente

¿Dónde hay buscar la mejor Guía para anestesiar a los niños? ¿Quién es capaz de conseguir ponerte realmente en su lugar? ¿Cómo saber lo que piensan cuando van a ser operados? ¿Qué es lo que pasa por sus cabecitas? ¿Hacemos más caso al miedo de los padres que al terror de los niños?
No hay nada mejor que preguntárselo. Y después, escucharlos. Y, siempre, tratar de entenderlos.
Para mi Tesis Doctoral sobre el Tratamiento del Dolor Postoperatorio en Niños, le pedí a mis pequeños pacientes que me hicieran un dibujo sobre su intervención.

¿Un feliz sueño?


No sería malo que todos los anestesistas dejáramos esa sensación en nuestros pacientes. Que hemos sido el Príncipe Feliz que ha velado sus sueños. Una princesa encantada que despierta enamorada al final de la intervención. Espero que Nadina, princesita, haya encontrado a su rey.

jueves, 2 de diciembre de 2010

El Punto tel


Seguro que saben lo que es el Bonotel, o el Cheqotel y muchas más cosas que acaban el tel. ¿Y saben lo que es el Punto tel? Lleva ya tiempo en la calle. Yo no puedo decirles cuánto. Lo he descubierto la semana pasada.
Si ustedes lo sabían de antes, perdónenme, creo que llevo bastante tiempo fuera del mundo, en mis nubes, en mis cosas y más apartado de la realidad de lo que en realidad me gustaría. A lo que iba: EL PUNTO TEL.
Puede que usted sea médico. Imagínese la siguiente escena, quizá le haya pasado antes muchas veces. Sucede en un congreso.
-Doctor, por favor, soy ElDelegadoDeLasPastillitasVerdes, ¿tiene un momento?
-Dígame.
-Me gustaría poderle informar de las novedades de MiGranEmpresa.
-Adelante.
-Pues BlaBlaBla BlaBlaBla, BlaBlaBla BlaBlaBla, ....
-Parece muy interesente.
-¿Verdad que sí doctor?. Me gustaría tenerle siempre informado. Si no le importa, le voy a pedir un favor.
-Si está en mi mano...
-¿Me podría dar su teléfono?
-Tome nota 666
-6
-No, 666
-Perdone, 666
-888
-¿También repetido?
-También.
-Siga......
Y tú sigues, confiando en terminar pronto.
Pero, luego.
-¿Me consideraría muy pesado si le pidiera el correo?¡Ya sabe!. Así le molesto menos.
Pues sí lo consideraría pesado. Pero voy a demostrarle que soy más educado que usted.
-RododendroVenturosoNoMeDigasQueNoMeAmasQueNoTengoMásVenturaNiMeEncuentroMásDichoso ¿lo tiene?.
-Creo que sí.
-No se olvide de acenturar la á de Más.
-¿Va con acento?
-Con acento. Y comience cada palabra con mayúscula, que mi servidor es sensible a las Capitals Letters. Y para finalizar, arroba punto e ese.
-¿Tiene fax?
-¿También quiere el fax?
-Si no le importa...
En ese del momento del congreso todo tus amigos se han tomado ya las cervezas y las tapas calentitas que están repartiendo al otro lado de la sala. Mientras, tú, educado y gentil sigues dando la información al representante.
¿Te suena todo ésto? ¿Verdad que sí? Pues ya no te va a pasar nunca más. La solución está en el punto TEL.
Vamos por partes.
Te compras un dominio. Un dominio de internet. Son 8 euros al año (ocho euros al año). Por supuesto, un dominio punto TEL. Metes en él toda la información que te piden los representantes; la que te piden los pacientes a la salida de esa boda en que te lo cruzas por la calle todo emperifollado y se acuerdan, en ese momento, que tienen que llamarte a la consulta; la que le das al compañero cirujano que a la salida del hospital te requiere tu correo para que le ayudes a reprogramar su ordenador enviándote un mensaje esa tarde con cada uno de los puntos que le fallan al iniciar su sesión.
A todos ellos y a alguno más le puedes decir lo siguiente a partir de ahora:
-Todo eso lo tengo en mi dominio punto TEL.
-¿Y eso que es?- te dirán incrédulos.
-Busca en internet la siguiente dirección: "Mianestesista.tel".
Y allí está todo.
Y te puedes ir directo a las cervezas fresquitas.
Y a las tapas calentitas.
Y al convite de la boda.
Y a tu casa, donde te espera tu sillón confortable, para descansar de tanto pesado.

P.D.: Si no vieron el video, aquí está la dirección de YouTube. No se lo pierdan. Es elegante y correcto. Y sale una chica de bandera.
http://www.youtube.com/watch?v=TZtXledBC_w

miércoles, 1 de diciembre de 2010

¡Qué arte de niños!: La Indirecta

¿Dónde hay buscar la mejor Guía para anestesiar a los niños? ¿Quién es capaz de conseguir ponerte realmente en su lugar? ¿Cómo saber lo que piensan cuando van a ser operados? ¿Qué es lo que pasa por sus cabecitas? ¿Hacemos más caso al miedo de los padres que al terror de los niños?
No hay nada mejor que preguntárselo. Y después, escucharlos. Y, siempre, tratar de entenderlos.
Para mi Tesis Doctoral sobre el Tratamiento del Dolor Postoperatorio en Niños, le pedí a mis pequeños pacientes que me hicieran un dibujo sobre su intervención.

¿Con cariño?


Cuando te presentan un dibujo así, te dejan fuera de juego. ¿Con cariño?. Más o menos, te están diciendo que has sido solamente una picadura de abeja. Un pinchacito. O un pinchazo. La avispa que puso el aguijón en su piel. La anestesia reducida a su expresión más elemental. Una jeringa.
Un buen mensaje.
Lo he pillado.

lunes, 29 de noviembre de 2010

Barcelona 5 Real Madrid 0


Enhorabuena.
Enhorabuena.
Enhorabuena.
Enhorabuena.
Enhorabuena.

A partir de ahora solo nos queda ver, después de que un equipo haya ganado y otro equipo haya perdido, si los que han ganado, saben ganar y si los que hemos perdido, sabemos perder.

P.D.: Aunque, recuerden, yo soy del Cádiz.

sábado, 27 de noviembre de 2010

¿Hablas inglés? ¿Sabes idiomas?


En La Salle me enseñaron francés. Y lo aprendí como se aprendía en aquellos tiempos. Que ni sabes, ni te atreves. Pocas veces me he plantado delante de un francés o una francesa para demostrarles mis conocimientos en el idioma de Moliëre, Voltaire o Descartes. ¿ComanTáLevú? ¿QuesQuSéLá? BonyúMadam.
El poco inglés que sé, por decirlo de alguna forma, lo he aprendido yo solito (BaiMaiSelf). Es una mezcla de inglés puro de Gibraltar (el GurMoninPichita de los bobis de la Roca), mezclado con un poco de el Dats'inglish, el Jom'inglish y algún que otro QuéSéYoInglish.
Por eso cuando me dijeron que había una paciente inglesa que se había roto la cadera, me santigüé tres veces.
Y no era inglesa. No. Y no lo descubrí porque distinguiera el acento NoLondinense de la paciente, de nombre Clásida, ni porque descubriera que empleaba expresiones impropias de la Sity. Lo supe porque, ante lo previsible del inmenso ridículo que anticipé en mi primer encuentro con la extranjera, eché mano de una traductora llamada Kati.
-Doctor Palacio, han dejado una nota para avisar a una intérprete si hiciera falta.
Y claro que hacía falta. Me puse en contacto con Kati y quedamos a una hora prudente para poner en marcha el estudio preanestésico.
A la hora en punto coincidimos todos en la habitación.
-GurMornin. Kati, por favor, dile que soy el médico anestesista.
Y las erres, las ges y los borbotones salieron de la boca de la traductora. Me costó un rato entender, que no entendí nada, que aquello no era inglés.
Clasida era holandesa y sabía hablar tres idiomas: alemán (la lengua de Kati), el holandés y el inglés. Y los tres perfectamente. Así que alemán. Alemán de alemania. Alemán de no enterarme de nada de lo que estaban hablando.
Y aquello me envalentonó.
El día siguiente, en reanimación, me atreví a balbucear un poquitito de inglés. Y debe ser que los efectos de los sedantes, o el desparpajo que ella le echó, hizo que empezáramos a entendernos.
Para ser sinceros, yo empleaba más el inglés que hablan en una cafetería de Cádiz, dónde en la solería que hay detrás del mostrador te avisan que saben hablar doce idiomas: inglés, francés, ruso, chino, alemán, italiano, polaco, rumano, japonés, coreano, y NoSéQuéMás con una aclaracion final: con las manos. Que dominan doce idiomas, pero, ¡cuidado!, si nos dejamos ayudar con las manos.
Buena escuela esa. Una escuela de la que yo aprendí también a estar callado en diez idiomas distintos.
Pues eso, que estábamos ella y yo en reanimación y que empezamos a entendernos.
Los días siguientes, que iba a visitarla a la habitación por aquello del control del dolor postoperatorio, nuestra conversación era cada vez más fluida: que si la AnalyesiaMachin, que si PuchDeBaton IfIuJavPein, que JauArLlú... Todas las horas de esfuerzo en solitario de mi dedicación personal al idioma, puestas encima de la mesa, día a día, con un éxito inmenso.
Pero les voy a contar un secreto. El mérito no es mío. Clásida ha demostrado que es una persona especial. Una persona que entiende y que se hace entender. Un encanto de paciente.
Ayer le dieron el alta. Se despidió de todo el mundo repartiendo sonrisas. Y la sorpresa la encontró la auxiliar cuando fue a arreglar la habitación.
Clásida había deshojado unas rosas esa misma mañana y había dibujado un corazón en el suelo con los pétalos de las flores. En medio, dicen que con rojo carmín de labios, había escrito un GRACIAS en español dedicado a todo el personal.
¿Verdad que con pacientes así no hace falta aprender idiomas?

miércoles, 24 de noviembre de 2010

¡Qué arte de niños!: El Bandolero

¿Dónde hay buscar la mejor Guía para anestesiar a los niños? ¿Quién es capaz de conseguir ponerte realmente en su lugar? ¿Cómo saber lo que piensan cuando van a ser operados? ¿Qué es lo que pasa por sus cabecitas? ¿Hacemos más caso al miedo de los padres que al terror de los niños?
No hay nada mejor que preguntárselo. Y después, escucharlos. Y, siempre, tratar de entenderlos.
Para mi Tesis Doctoral sobre el Tratamiento del Dolor Postoperatorio en Niños, le pedí a mis pequeños pacientes que me hicieran un dibujo sobre su intervención.

¿Caras tapadas?

¿Será posible que algún día seamos caras amables? El niño nos pinta al sol como modelo. Alguien que vela por él desde lo alto. Algo de calor y luz que entra en quirófano. Un sitio cerrado. Muros. Tejados. Pero con algo de esperanza.
Yo no recuerdo que con seis años me diera cuenta de tantas cosas ¿o sí?.

domingo, 21 de noviembre de 2010

¡Qué arte de niños!: La Confianza

¿Dónde hay buscar la mejor Guía para anestesiar a los niños? ¿Quién es capaz de conseguir ponerte realmente en su lugar? ¿Cómo saber lo que piensan cuando van a ser operados? ¿Qué es lo que pasa por sus cabecitas? ¿Hacemos más caso al miedo de los padres que al terror de los niños?
No hay nada mejor que preguntárselo. Y después, escucharlos. Y, siempre, tratar de entenderlos.
Para mi Tesis Doctoral sobre el Tratamiento del Dolor Postoperatorio en Niños, le pedí a mis pequeños pacientes que me hicieran un dibujo sobre su intervención.

¿Es posible aparcar el miedo?

Custodio no pierde detalle. En su dibujo se puede ver perfectamente el capítulo de Materiales y Métodos de mi tesis. La bomba de analgesia intravenosa colocada en el sistema del suero. Las visitas a la habitación en el postoperatorio.
Traslada la operación a la habitación y pone sábanas blancas del "Sistema Andaluz de Salud" sobre su cama. El anestesista prepara su jeringa a los pies de la cama. Luego se acerca y le dice que respire hondo. Se queda dormido tranquilo, sin miedo.
Es un tío simpático, generoso, agradecido.
Ha habido confianza. Y ha sido mutua.

viernes, 19 de noviembre de 2010

¡Qué arte de niños!: El Filete

¿Dónde hay buscar la mejor Guía para anestesiar a los niños? ¿Quién es capaz de conseguir ponerte realmente en su lugar? ¿Cómo saber lo que piensan cuando van a ser operados? ¿Qué es lo que pasa por sus cabecitas? ¿Hacemos más caso al miedo de los padres que al terror de los niños?
No hay nada mejor que preguntárselo. Y después, escucharlos. Y, siempre, tratar de entenderlos.
Para mi Tesis Doctoral sobre el Tratamiento del Dolor Postoperatorio en Niños, le pedí a mis pequeños pacientes que me hicieran un dibujo sobre su intervención.

¿Qué opinión tienen de sí mismo y del cirujano?

Hace unos días, descubrimos al cirujano. Hoy nos cuesta encontrar al niño. No está. Es como un filete que trocean dos carniceros. Es la forma de evadirse. De no estar. Sin embargo, hay un Ángel de la Guarda que lo proteje. Una cara amable detrás de la puerta. Y pistas de que no ha perdido detalles en quirófano: el monitor, la lámpara de quirófano, ¿una mesa auxiliar?.

jueves, 18 de noviembre de 2010

¿Te imaginas?


¿Te imaginas un país dónde se escuchara a los pacientes?
¿Te imaginas un país dónde los médicos también tuvieran voz?
¿Te imaginas que la bata blanca no diera miedo?
¿Te imaginas que tu paciente te mirara otra vez desde la amistad?

Si no te escuchan, Abla.

martes, 16 de noviembre de 2010

Arzak preparando Bocadillos de Mortadela


Seguro que usted come muy bien en su casa. Seguro que de vez en cuando enciende los fogones, se enfunda el delantal y el gorro de cocinero y saca merluzas, filetes de buey o, incluso, un buen aceite y unas buenas frutas de la huerta para hacer un excelente gazpacho.
Y si un día JuanMariArzak llamara a su puerta para ayudarle en la cocina, usted sería la persona más feliz del mundo.
Pues yo le tengo que hablar de mi decepción por los JuanMariArzak que día tras día no pueden hacer más que bocadillos de mortadela en muchos fogones de España.
Un día se lo dije a un cirujano:
-"Tu problema es que no te dan las mejores anestesias".
-"¿Qué me dices, que mi anestesista no es bueno?".
-"Todo lo contrario, es uno de los mejores. Pero no le permites que te dé buenas anestesias. Te escucho todos los días programarle las intervenciones: 'Hoy hay dos locales, una general y dos epidurales'."
-"Yo soy el cirujano y si los pacientes vienen a mí, yo soy el responsable de todo lo que ocurre en quirófano".
-"Bocadillos de mortadela".
-"¿Te explicas mejor?".
-"Que la anestesia ha avanzado mucho y te has quedado atrasado. Que si confiaras en nosotros, si confiaras en él, te pondría los mejores platos. Le obligas a ponerte bocadillos de mortadela todos los días a Arzak, cuando, si él pudiera hacer lo que sabe, te chuparías los dedos con sus platos".

Y es que todavía hay cirujanos que se atreven a decirle a "sus" anestesistas la anestesia que deben de dar.

lunes, 15 de noviembre de 2010

¡Qué arte de niños!: El Carnicero

¿Dónde hay buscar la mejor Guía para anestesiar a los niños? ¿Quién es capaz de conseguir ponerte realmente en su lugar? ¿Cómo saber lo que piensan cuando van a ser operados? ¿Qué es lo que pasa por sus cabecitas? ¿Hacemos más caso al miedo de los padres que al terror de los niños?
No hay nada mejor que preguntárselo. Y después, escucharlos. Y, siempre, tratar de entenderlos.
Para mi Tesis Doctoral sobre el Tratamiento del Dolor Postoperatorio en Niños, le pedí a mis pequeños pacientes que me hicieran un dibujo sobre su intervención.

¿Qué opinión tienen de sí mismo y del cirujano?

Luis se dibuja escondido. La anestesia le cubre. Le tapa. Le protege. El cirujano es un ser gigantesco, que se acerca a él amenazante. Luis se dibuja expuesto. Y, sin embargo, no está. Ha conseguido huir del peligro.

viernes, 12 de noviembre de 2010

¡Qué arte de niños!: El Paseillo

¿Dónde hay buscar la mejor Guía para anestesiar a los niños? ¿Quién es capaz de conseguir ponerte realmente en su lugar? ¿Cómo saber lo que piensan cuando van a ser operados? ¿Qué es lo que pasa por sus cabecitas? ¿Hacemos más caso al miedo de los padres que al terror de los niños?
No hay nada mejor que preguntárselo. Y después, escucharlos. Y, siempre, tratar de entenderlos.
Para mi Tesis Doctoral sobre el Tratamiento del Dolor Postoperatorio en Niños, le pedí a mis pequeños pacientes que me hicieran un dibujo sobre su intervención.

¿Quieren saber lo que pasa por la cabeza del niño cuando va a quirófano?


La mamá de Yessica le echó las gotas en la nariz. Es un medicamento que sirve para conseguir sedar a los niños antes de la intervención y, de esta forma, son más colaboradores. Yessica tiene que querer mucho a su madre, se ha entretenido en dibujarla con todos los detalles y su cara sonríe cuando está junto a ella. Es una escena feliz. Miren la segunda casilla. ¿Han visto en el hospital alguna vez una sábana negra? ¿Verdad que no?. Yo no he visto nunca ninguna. Y fíjense también en la cara de Yessica. Ha cambiado. Es una cara seria. Hay un homenaje al celador que la condujo al quirófano.
La anestesia. La anestesia borra a Yessica. Ya casi no se vé. La anestesia consigue quitarla del presente. Ya no está.
Cuando sale de quirófano, le llama la atención que tiene un suero puesto. Es fácil, la anestesia ha sido inhalatoria, se ha quedado dormida mientras respiraba de un globo. El suero se le ha puesto una vez dormida. Por eso se da cuenta cuando se despierta.
Me llamó mucho la atención el uso de los colores. Me parece genial la sábana negra. ¿Qué les parece?.

martes, 9 de noviembre de 2010

¡Qué arte de niños!: El Propofol.

¿Dónde hay buscar la mejor Guía para anestesiar a los niños? ¿Quién es capaz de conseguir ponerte realmente en su lugar? ¿Cómo saber lo que piensan cuando van a ser operados? ¿Qué es lo que pasa por sus cabecitas? ¿Hacemos más caso al miedo de los padres que al terror de los niños?
No hay nada mejor que preguntárselo. Y después, escucharlos. Y, siempre, tratar de entenderlos.
Para mi Tesis Doctoral sobre el Tratamiento del Dolor Postoperatorio en Niños, le pedí a mis pequeños pacientes que me hicieran un dibujo sobre su intervención.

¿Quieren saber lo que duele el propofol cuando entra por las venas?


El Propofol es un medicamento que revolucionó la práctica quirúrgica. Es el responsable de la cirugía ambulatoria. Es decir, me levanto por la mañana en mi casa, me voy al hospital a que me operen, entro en quirófano, me abren, y vuelvo a mi casa a dormir, después de que comprueban que todo ha ido bien.
Sin embargo, el propofol suele causar dolor con cierta frecuencia cuando se administra.
Si no lo creen pregúntenle a Alberto. El Propofol es un medicamento que no tiene confusión en quirófano: es blanco. Blanco como la leche. Sin embargo, Alberto lo dibuja negro, negro como la boca del lobo. Negro como una serpiente negra. Una serpiente que se introduce en sus venas.
Alberto llora. Sus lágrimas nos hablan de dolor y de miedo. Tiene al cirujano cerca con unas tijeras en las manos. Parte del dibujo tiene que ser inventado. Él no ha podido ver al cirujano, imposible. Sin embargo, al otro lado de la cama, con cuatro trazos, esboza perfectamente el monitor de fósforo verde que teníamos en aquel tiempo en el quirófano de cirugía infantil.
No me pueden negar que ha sabido explicar correctamente lo que sintió en su intervención quirúrgica.

jueves, 4 de noviembre de 2010

Contraentrada: El paciente no interesa


Podría haberle puesto de título ElPacienteNoTieneInterés, pero no es lo mismo, aunque sí. Si es lo mismo. Y voy a tratar de explicarlo.
He entrado en muchos foros en que médicos, que se preocupan por el debate sanitario, abundan en los problemas que surgen necesariamente de nuestra atención sanitaria libre y gratuita. Y se repite en muchas ocasiones los mismos argumentos, que se resumen en un axioma: LosPacientesAbusanEnLaSolicitudDeLosRecursosSanitarios y en una solución: HayQueEducarALaPoblación. Y sigo pensado que mientras vayan por ahí los tiros, no habrá solución posible.
Que si la FacturaEnLaSombra, que si la ConcienciaciónCiudadana, que si el CanonSanitario, que si el Copago, que si ElEstoYElLoOtro. HayQueRisaTíaFelisa.
-Vamos a hacer una reunión.
-Mejor vamos a hacer un debate.
-¿En Madrid?.
-¡Está muy visto!.
-¿En Trevelez?
-¿Y dónde está eso?
-No sé, pero me han dicho que hay un jamón PaChuparseLosDedos.
-¡Perfecto! ¡Hay que buscar nuevas formas de resolver los viejos problemas!.
Perdonen la broma, pero ¿cuántas reuniones se hacen para resolver los problemas de los pacientes sin contar con los pacientes?.
Y, a mi corto entender, todas las reuniones han terminando reforzando una idea que es incontestable: QuienTieneUnPacienteTieneUnProblema.
Y aquí puede estar la solución, en el mismo problema. Me explico: que, de verdad, interese resolver problemas. Que el paciente sea interesante.
Vamos a ponerle una serie de talones al paciente en su chequera y vamos a hacer que el que se lo solucione comparta el valor de ese talón. ¿Cuántos talones?. Según su perfil. Según su edad. Según sus factores de riesgo. Según su patología...
-"Hemos revisado su historial y tiene derecho a 10 talones de consulta, 5 analíticas, una operación de mediano nivel y 5 talones de urgencias."
-"¿Y si necesito más?".
-"No se preocupe, que en ese caso, estudiamos su caso y no habrá problemas de aumentar los talones si la causa está argumentada".
-"¿Y si me sobran?"
-"Tiene derecho a una disminución de retención en la declaración de la renta y a un porcentaje mayor de talones para el año que viene".
-"No sé si creérmelo."
-"Tiene razón. Está usted en un sueño. Puede que cuando se despierte nada de esto sea real."
-"¿Y me puedo quedar a vivir en este sueño...?".
Les pido perdón otra vez por la broma.
Pero, ¿se imaginan ustedes el caso en que los pacientes llegaran a urgencias con talones frescos, contantes y sonantes?.
Que acuden muchos pacientes a Urgencias de un Hospital, tendrá más ingresos. Que los de Primaria se dan cuenta que se les está alejando sus ganancias, tendrán que hacer atractiva su asistencia. Miren ustedes qué fácil. Poner a pelear a los profesionales sanitarios para ganarse la confianza de sus usuarios. Y ahora, con la FacturaEnLaSombra, sería más fácil.
-"Yo quiero operarme en el Hospital MeGustanLosCasosDifíciles, o en el NoQuieroQueLeDuelaNada, que me han hablado muy bien de ellos. Mire, mire, tengo los IndicadoresDeCalidad de CumplimientoObligatorio del MinisterioDeSanidad".
-"Pues yo no sé decidirme, he recibido tres cartas de tres hospitales distintos ofreciendo resolver mi problema en menos de un mes, dos dicen de operarme, otro de seguir un ProtocoloProgresivo".
-"Yo consulté con MiMédicoDeAtenciónPrimaria que me tiene últimamente EntreAlgodones".
Sigan, sigan soñando...
Para que el sueño saliera bien haría falta complementar algunas cuestiones relacionadas con el control de calidad, satisfacción del usuario, cumplimentación de indicadores sanitarios de obligado cumplimiento y otros temas no menos importantes. Pero poniendo el interés sobre el paciente, todos saldríamos ganando. Sobre todo el paciente.

viernes, 29 de octubre de 2010

¡Que sí, que sí!¡Que a lo mejor tiene razón!


¡Que sí! Que a lo mejor tiene usted hasta razón, que yo no puedo comprobarlo. ¿Que dice usted que el pago de la consulta anestésica va incluido en el acto anestésico? ¿Que fue un acuerdo al que se llegó hace mucho tiempo? ¡Qué lástima que no pueda usted demostrármelo!¡Qué lástima que no haya ningún papel escrito! Yo no le voy a decir que sea un bulo que salta cada vez que le conviene a alguien callarnos la boca. Yo no le voy a decir que no tenga usted razón. No me atrevo a discutir con usted de ese tema. Pero me gustaría reflexionar un poco, si me lo permite, de las consecuencias que ha traido que, los altos cargos como usted, intenten defender ese razonamiento.

En primer lugar, me reconocerá que no hay muchas Consultas de Anestesia. Si no se pagan los Estudios Preanestésicos, es normal que no las haya. Una consulta tiene sus gastos: alquiler, luz, agua, teléfono, calefacción, impuestos, nóminas de personal... Los médicos anestesistas no ganamos dinero con lo que paga una compañía por un talón de Consulta de Anestesia. Por eso distinguimos dos tipos de compañías: las que se solidarizan con el médico y comparten los gastos con él y reconocen su trabajo, y LasOtras.

Pero es que hay más. Puedo reconocer que tenga usted razón. Que pudiera haber un acuerdo. ¿Cuántos años hace de eso?¿Cuántos años tendrá ese acuerdo?. Por lo menos unos años más, que desde que se promulgara la Ley del Consentimiento Informado, la que reconocía que el paciente tenía derecho a una información clara y fiable de cualquier técnica que supusiera un riesgo para su salud. Y la anestesia lo es. Raro es el día en que el paciente no nos dice: "Si yo no le tengo miedo a la operación, lo que me da miedo es la anestesia". Así que creo que hay que hacer un esfuerzo por ponerse al día, por llevar el ritmo de los tiempos. Por eso distinguimos dos tipos de compañías: las que respetan los derechos de los pacientes, y LasOtras.

Y usted me dice que es más caro pagarle a un Médico Anestesiólogo que a un Médico Internista. ¿Pero no sabe usted que en vez de pedir las pruebas necesarias, pide todo tipo de pruebas? (revise si no la de electrocardiogramas y radiografías de tórax que se le han hecho a niños de 4 años para operarlos de adenoides). Por eso le digo que no tiene razón. El Médico Internista es más eficaz en su trabajo cuando hace aquello para lo que se le ha contratado: Médico Internista de 08:00 a 15:00. Si pierde todos los días 2 ó 3 horas en la consulta de preoperatorios, lo pierde usted todos los días durante 2 ó 3 horas. Es ese el motivo por el cual ha tenido que contratar a otro Médico Internista. Pero además el Médico Internista no le puede explicar al paciente la técnica anestésica que se le va a aplicar. No está capacitado. No tiene ni idea de eso. Y el médico anestesista tiene que hacerlo en la puerta de quirófano, con lo cual, además de que no está bonito, pierde un tiempo precioso con cada paciente, antes de la operación, para darles esas explicaciones. Y, ya sabe usted también, que eso no tiene capacidad legal. Vamos, que no tiene defensa en un juicio. Por eso distinguimos dos tipos de compañías: las que hacen las cosas como deben, y LasOtras.

No quiero hablar del día que haya un problema gordo con un paciente y se pueda decir que no se estudió suficientemente al paciente, y, entonces, se empiecen a echar las culpas el internista que hizo el estudio y el anestesista que sólo dio el visto bueno en la puerta de quirófano, que ¡poca cosa más puede hacer con este enfoque que se pretende defender!. Ya me dirá usted qué hacemos entonces.

Ya ve usted a lo que se llega cuando se dice que el pago de la consulta de anestesia está incluido en el acto anestésico. No se empeñe en seguir defendiéndolo. Porque además, todas las demás compañías lo pagan. Y no es porque tengan más dinero, sino porque saben que lo importante no es que todo sea más barato, sino que sea más económico. Y cuando cada uno hace lo que tiene que hacer, al final se gasta menos.

Y comprenda que me dé un poco de risa cuando trata de seguir defendiendo que el precio de la consulta de anestesia está incluido en el pago de la operación cuando, además de no pagarla, no subieron durante diez años un solo euro el baremo de anestesia, mientras que las demás compañias se acercaban a la mitad del IPC por lo menos. ¿También estaría incluido el tratamiento del dolor en dicha cantidad que ustedes no han subido?. ¿ Cuándo hablaremos en serio del Tratamiento del Dolor postoperatorio?.

Pero no se preocupe, que aunque su compañía no me pague los preoperatorios, yo seguiré teniendo mi consulta abierta. No he dejado de ver ningún día a ningún paciente de su compañía que haya tenido alguna duda. No he dejado de ver ningún día a ningún paciente de su compañía que haya llamado a mi puerta. No he dejado de hablar ningún día con ningún padre de ningún niño que quisiera tener una charla conmigo más tranquila que la que se tiene en la puerta de quirófano. Y no le he cobrado a ninguno de ellos. El dinero lo pongo yo de mi bolsillo. Yo pago las consultas de anestesia. Y, mientras haya compañías que colaboren conmigo en el mantenimiento de los gastos, seguirá abierta.

Para mí hay dos tipos de compañía: las solidarias, y LasOtras.

Y un solo tipo de paciente.

sábado, 23 de octubre de 2010

Un sueño


Siempre soñé con tener una foto así. Y la tengo. Tengo suerte.
Siempre soñé con una imagen parecida. Y no sabía que yo podía estar en ella. Tengo suerte.
Siempre soñé que en un atardecer podría compartir la belleza del sol huyendo. Y que tú estarías conmigo. Tengo suerte.
Siempre soñé que alguien le pondría música a un momento mágico. Y no hay melodía más dulce que el poder compartir contigo un recuerdo. Tengo suerte.
Siempre soñé que un duende guardaría los mejores momentos de mi vida y me los pasaría alguna vez para recomponer una sonrisa. Tengo suerte.
Hoy, un duende, mi duende, mi hija, me ha sorprendido con una imagen que yo creía que sólo existiría en el recuerdo de la arena, en la nostalgia de la espuma por su ola propietaria, en la presencia del brillo dulce de tu mirada. Y hoy, tengo suerte, sé que la felicidad se comparte. Que alguien ha sido testigo de ella.

jueves, 21 de octubre de 2010

Queridos amigos


Necesito que los días duren 50 horas (cincuenta horas). Si no, no creo que pueda dar la talla.
Se me están acortando tanto los días, que se me junta el saludo del amanecer a ese hombre que se está dejando la barba y me guiña desde el otro lado del espejo de mi cuarto de baño, con la compañía que me ofrece cuando se lava los dientes por la noche, que se espera hasta que yo llego, y se despide de mí con mirada dulce invitándome a que me cuide y descanse un poco más.
Entre una y otra escena, pasa un segundo. Un segundo intenso en que DesayunoMiPanConAceiteYUnCaféCargadito y LlevoALosNiñosAlColePorLaAutovíaRepletaDeCoches y EmpiezoLaConsultaLosLunesYJuevesALasOchoEnPuntoHastaElMediodía y ComoBocadillosDeTortillaDeAtúnDíaSíYDíaNoEnUnPasilloDelHospital y SaltoDeUnQuirófanoAOtroCheckListProfilaxisInducción y MeGustaDespertarALosPacientesDormirSuaveDespertarSuave y EscriboInformesTratamienyosInformoAFamilaresYAcompañoAlPacienteALaURPA y TratoDeNoPerderLaSonrisaDeLaBocaConCirujanosPacientesYEnfermeras y MeGustaMuchoLoQueHagoYDisfrutoDemasiadoDeMiTrabajo y HoyMiHijoQuiereVerElFútbolConmigoQueEstáElMadridQueSeSale y
ALaVueltaHayQuePararConMiEsposaEnMercadonaYTerminarLaCompra y
LosPerrosSeEscapanYHayQueBuscarlosPorLosAlrededoresDeLaCasa y
TengoQueOrdenarElDespachoYTirarTodoLoQueNoCojoDesdeHaceAños y
HayQueRevisarLasCuentasDelBancoQueEsteAñoPareceQueHayDemasiadosGastos y
PasaOtroDíaSinAbrirElBlogDeLaDoctoraJomieny y NoTengoPerdónDeDiosPorqueMeGustóSuÚltimaEntradaYNoLeDejéNingúnComentario y
ComoHechoDeMenosLosZumosDeNaranjasDelGarfioYLasCancionesDeBerni y
QuéBuenaLaEntradaDeEstadísticaDeECJPRSeLaTengoQueEnseñarAMisHijos y
TengoQueResponderAMartukaYAJuanaYMandarMiTeléfonoAlGangasQueVieneAGranada y
VisitarElBlogDeSonsolesYDeAnestesiadosYMandarUnAbrazoAlMañoYLosEnfermeroas y
SeguirLoDelCoronelTimermannnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnn y
OtraVezMeQuedoDormidoDelanteDelOrdenador y
DiosMíoLasDoceYQuéRápidoSeMeHaPasadoElDía y
MeSiento_ESPECIALMENTE_DESCONCHADO_YQuienLoEntiendaYaLoSabe

¿Quién sabrá hacer que los días sean más largos?

martes, 19 de octubre de 2010

Diferencia entre arreglar y resolver.


El Moli fue mi compañero de guardia durante mucho tiempo y en una ocasión me explicó la diferencia que había entre estos dos conceptos tan parecidos.
Durante las guardias hospitalarias siempre buscas un momento para poder contarle a tu mujer lo dura que es la guardia, o para preguntarle a tu hijo si ha entendido todo en clase o quiere que su papaíto le resuelva alguna duda. Y en todos los hospitales hay una habitación en la que ponen un teléfono para que los médicos se puedan poner en contacto con el exterior. Y en todos los hospitales ese teléfono será el peor teléfono de toda la planta.
-¿Qué pasa hoy, Moli?
-Que la clavija tiene la cejilla rota y constantemente se suelta, pero no hay nada que un buen anestesista no pueda arreglar con un buen trozo de esparadrapo.
Y el teléfono seguía su agonía, sobreponiéndose a todas las eventualidades posibles.
-¿Y hoy que pasa?
-Que se ha despegado un poco la soldadura del cable que se conecta con el micrófono del auricular y, según como lo cojas, escuchas o no. Nada, una tontería. Ahora mismo lo arreglo.
Estuvimos cerca de cinco años de pareja de guardia y cerca de cinco años en que, un mes sí y otro también, había que hacer una operación a vida o muerte al dichoso teléfono.
En un momento en que las guardias fueron mucho más acaparadoras y no había tiempo de acercarse al teléfono como MacGuiber, pero sí como usuario, no podíamos conectarnos con nuestros hogares hasta que, al día siguiente, nos arrastrábamos agotados hasta el tranquillo de nuestras casas.
Fue entonces cuando decidimos dar partes diarios del mal estado de conservación del teléfono.
Y parte que dábamos, milagro que ocurría. No saben ustedes la cantidad de conocimientos que puede haber en el Servicio de Mantenimiento de un hospital para conseguir prolongar la vida de cualquier chisme. La de Premios Nobeles que podría tener España si se reconociera la categoría de "La Chapuza" como especialidad científica.
Pero llegó un día en que al entrar en la habitación el Moli no vio el aparato. El cabreo fue doble. Por una parte por que se le coge cariño a las máquinas cuando las tienes cerca durante mucho tiempo procurando alegrarte la vida. Por otra parte porque se presentaba otro día de penosa guardia sin poder darle el beso de buenas noches a tu familia.
Al día siguiente entró el Moli en el despacho del jefe afeando la mala conducta del ladronzuelo.
-Y encima un GILITONTO nos ha robado el teléfono del despacho, no sé dónde vamos a llegar.
Ya se veía sin teléfono para todos los días de nuestra vida. Pero al empezar la siguiente guardia, me llamó el Moli al cuartito para enseñarme el despampanante aparato que nos iba a acompañar en nuestras batallas.
-Parece que hemos resuelto el problema, Moli.
-Pues eso parece, porque ya el cacharro no tenía más arreglo. Es la diferencia entre arreglar y resolver.
Hoy, después de muchos años, pienso que hay que poner todo el empeño necesario en arreglar, una y otra vez, los problemas que nos surgen, sin desfallecer. Y sigo admirando a la gente que pone todo su esfuerzo y conocimiento en darle una solución a todo, sin pedir nada a cambio. Es una buena forma de afrontar muchas contrariedades.
Hoy, después de muchos años, ya lo sabe el Moli, os voy a confesar que yo fui el ladronzuelo GILITONTO que tiró el teléfono y todos sus cables en el primer contenedor de basura que me encontré en la calle al acabar la guardia.

sábado, 16 de octubre de 2010

Pedro y el lobo


No hace falta que les presente a Pedro, ¿o sí?.
Pedro está siempre en quirófano. Atento al lobo.

Una de las misiones del anestesista es ahuyentar al lobo. Hacer todo lo posible para que no se presente. Saber de sus costumbres, de sus horarios, de sus trampas, de su astucia. El anestesista, como buen pastor, debe ser más listo que cualquier lobo.
Al lobo le gusta dar sustos a los pacientes frágiles de corazón. Le endulza la vida a los pacientes melosos. Agota a los abuelitos. Y le encanta hacer de las suyas cuando el pastor se despista o se duerme.
Todo pastor que se precie sabe que necesita un ayudante. No se puede mantener la atención constantemente. Es bueno compartir el cansancio.
Por eso hay que confiar en Pedro. ¡Atento si Pedro te avisa!. Hay que hacerle siempre caso a Pedro.
Hubo una vez un Pedro que le dio mala fama a todos los Pedros, pero la cosa ha cambiado, eso es cosa del pasado, ¿o no?.
¿Te fías de tu Pedro?¿No te fías de él?
¿Cómo debe ser un buen Pedro? Está claro: inteligente.
Mi Pedro es un aparato al que yo le confío en control de las constantes más importantes de mis pacientes.
Por ejemplo, el pulso:
-"Pedro, avísame si se enlentece o si se acelera".
Por ejemplo, la tensión arterial:
-"Pedro, avísame si se sube mucho o baja mucho".
Por ejemplo, los niveles de oxígeno en la sangre:
-"Pedro, avísame si se se pone demasiado azulito".
Y Pedro me avisa:
-"Pipipipipí, Pipipipipí, Pipipipipí....."
Que quiere decir:
-"El lobo, el lobo, el lobo..."
Y sabe distinguir si el pulso se está acelerando o si es que el paciente está jugando con la pinza que tiene colocada en el dedo. Y sabe distinguir entre que está disminuyendo el aporte de sangre a la mano o es que coincide que le está tomando la tensión en ese momento en la misma mano que tiene el sensor de pulso. ¡Es listo mi Pedro!¿verdad?.
Se imaginan un Pedro que constantemente y por cualquier motivo estuviera gritando:
-"El lobo, el lobo, el lobo..."
Acabarían no haciéndole caso nunca, incluso cuando apareciera el lobo.
Se imaginan un Pedro que cuando los cirujanos utilizaran el bísturí eléctrico estuviera gritando constantemente:
-"El lobo, el lobo, el lobo..."
Como si el paciente hubiera entrado en fabrilación ventricular. Acabarían no haciéndole caso nunca, incluso cuando fuera verdad.
¿Que no siga?¿que el Pedro qué tu tienes es de los que gritan constantemente?¿que en tu quirófano ya nadie le hace caso a tu Pedro?
¡Bueno!¡me callo!
Creía yo que no había tantos antiguos Pedros, creía que ya todos eran inteligentes.
¡Y yo que estaba preocupado porque quiero enseñar a mi Pedro a que si le digo que se calle durante tres minutos porque hallamos detectado ya algún lobo y él detecta otro lobo con perores intenciones, pase de la orden de estar callado y me avise!. Bueno, ya no hablo más.
-¡Qué suerte tengo con mi Pedro! A lo mejor, si los que nos dejan sus ovejas para que las cuidemos lo supieran...

P.D.1: La velocidad con que se está desarrollando la tecnología informática no se corresponde con la actualización del aparataje anestésico en quirófano. Las compras para anestesia, en realidad para el paciente, ocupan los últimos lugares de los presupuestos hospitalarios.


P.D.2: Cuando una alarma de un monitor anestésico se apaga, se apagan todas las alarmas durante 3 minutos. La incorporación de un sistema que diera prioridad a una serie de incidentes que se suelen asociar a situaciones de alta peligrosidad evitaría problemas importantes. Ej: Si durante una intubación dificultosa se desconectan las alarmas al confirmar una disminución de la tensión, no se detectará una disminución de los niveles de oxígeno en la sangre del paciente durante los tres minutos siguientes al momento en que se desconectaron las alarmas.


domingo, 10 de octubre de 2010

Yo tero un Pupete


Hay villanos que lo son a su pesar. Hay villanos que tienen un corazón grande, grande, grande. Solo hay que ayudarles a encontrarlo.
Yo tero un Pupete.
Yo quiero un villano que me cuente un cuento antes de dormir.

jueves, 7 de octubre de 2010

Anestesia Privada y Vida Privada: El nudo lo Confirmó todo.






El Monasterio de los Jerónimos de Granada es un tesoro escondido en medio de la ciudad. Un paraiso, un oasis.
Hay una Granada mora sublime, que encandila, que conoce todo el mundo. Y una Granada cristiana, no menos cautivadora, pero que está reservada para los granadinos y para los visitantes curiosos de descubrir la ciudad oculta.
Y allí es dónde eligió el padre Toñín el lugar en el que se iba a celebrar la Confirmación de mis dos hijos.
Todo estaba preparado: "En el nombre del Padre, del Hijo, del Espiritu Santo. La Gloria del Señor se derrame sobre nosotros".
Y me sonó el teléfono.
Saben que trabajo con una Ginecóloga que se llama Gloria, y esa misma Gloria me apareció a mí en la pantalla de mi teléfono. Es decir, que mientras la Gloria divina se desparramaba sobre todos los asistentes de la ceremonia, yo tenía mi propia Gloria reservada sólo y exclusivamente para mí.
-"Miguel Ángel, una cesárea urgente".
Me había resguardado, para poder contestar a la llamada, en el pórtico que da entrada a la iglesia y tuve que volver sobre mis propios pasos para coger las llaves del coche del bolso de MiEsposa. Afortunadamente estaban a mano, no tardó más de tres eternos minutos en abrir todos las cremalleras, bolsillos y escondrijos del pequeño bolso y solo le faltó volcar todo el contenido sobre el banco de la iglesia. Pero aparecieron, al fín.
En la cola de la máquina de cobro del parkin sólo había una señora, que estaba tratando de abonar el total de su aparcamiento, acompañada de una "ayudante" que le asesoraba amablemente de que los billetes hay que estirarlos antes de meterlos en la máquina y de que todavía faltaba alguna cantidad, que ella metía céntimo a céntimo por la ranura.
A la salida del aparcamiento me encontré una familia entrando en un coche aparcado en medio de la calle, como si de una pasarela Cibeles se tratara, recreándose cada uno de ellos en mostrar sus preciosos vestidos de fiesta antes de entrar en el utilitario.
El Monasterio no está lejos del Hospital y tuve la gentileza de ir saludando a todas las cámaras del Ayuntamiento que registran a los coches que avanzan por el carril TaxiBus y cuyas fotos confirmarán que no estoy hablando de un suceso inventado.
Al llegar al hospital todo estaba en orden, había dado tiempo de preparar a la paciente para la cesárea y me dio lugar de preparar la medicación antes de que llegara a quirófano.
La futura mamá no se creía lo que estaba ocurriendo. Faltaban todavía cuatro semanas para que naciera Javier, pero había acudido al hospital, en contra de la opinión de todas sus amigas y conocidas, porque se había notado que tenía un flujo algo más abundante de lo que consideraba normal y se había encontrado con que los acontecimientos se habían acelerado como si se hubiera subido en un tobogán que le precipitara al vacío.
La matrona, sospechando una fisura de la bolsa, le había hecho un registro al niño y se puso de manifiesto que las contracciones uterinas que había empezado a tener la madre, no le sentaban nada bien a Javier. Cada contracción se asociaba a un descenso intenso de la frecuencia cardíaca, que remontaba poco después y llevaba de nuevo a Javier a tener un ritmo normal. Las alteraciones del ritmo sugerían que había un problema latente que había que resolver pronto.
Los abuelos venían en camino, pero no había opción de esperarlos.
La anestesia no tuvo ninguna complicación y mientras que en el Monasterio de los Jerónimos una veintena de jóvenes confirmaban su confianza en desenredar su vida alrededor de un ideal, los padres de Javier tomaban conciencia de que cada vez que este niño proteste en el futuro, no tendrán más remedio que hacerle caso.

Nació un niño sano, que transformó todas las preocupaciones en alegría, las lágrimas en sonrisas.
El motivo de todas las modificaciones que se habían puesto de manifiesto en la exploración que la matrona había realizado previamente, era que durante el embarazo, entre brazada y brazada, entre salto y salto en el líquido amniótico, Javier se había hecho un nudo auténtico en su cordón. Un nudo que afortunadamente había estado flojo, un nudo que quizá se había apretado un poco en el comienzo de las contracciones y que amenazaba con irse apretando, o no, con el paso del tiempo.
Un nudo que lo confirmaba todo. Un nudo que hacía la competencia a la Confirmación que se estaba celebrando en el Monasterio de los Jerónimos. Un nudo que me ataba a la vida el día en que no pude estar con mis hijos en su ceremonia de Confirmación.



martes, 28 de septiembre de 2010

Hasta aquí hemos llegado


Dicen que el Maño nos deja.
Y no es verdad.
Dicen que el Maño cierra.
Y no es verdad.
Dicen que el Maño no tendrá su casa abierta todos los días.
Y no es verdad.
Dicen que el Maño nos deja huérfanos.
Y no es verdad.
Quizá hoy es cuando me encuentro más cerca del Maño.

Yo creo que ha tenido un ataque de humanidad, que es una debilidad muy propia de él.
Yo creo que en estos dos años, todos los días de cada semana de cada mes, han estado luchando la persona y el personaje. Miguel Ángel y el Maño. Miguel Ángel con el Maño. Miguel Ángel contra el Maño. Miguel Ángel junto al Maño. Y Miguel Ángel, siempre, siempre, ha sabido controlar al Maño. Pero el personaje es ladrón de profesión. Y el personaje tiene vida propia. Y lo que Miguel Ángel nunca pondría en boca del Maño, se pueden encargar algunos de los que asisten a esa representación diaria, para decir que el Maño dijo, no dijo o dejo de decir. Son las cosas del mundo virtual. Son las cosas de la popularidad. Es decir, que algunos espectadores son capaces de sacar de sus orejones palabras o frases que nunca salieron de la boca del Maño/MiguelÁngel y pueden jurar y perjurar que son suyas. Y no merece la pena gastar tiempo de tu vida en dar explicaciones. El Maño no puede robarle tiempo ni vida a Miguel Ángel.
Quienes me conocen saben que me sumerjo en Borges de vez en vez. Creo que en su poema "Borges y yo" recrea muy bien el desdoblamiento que hay entre lo que eres y la imagen que tienen de tí.
Yo quiero al Maño, pero admiro a Miguel Ángel. Yo disfruto con el Maño, pero me preocupa Miguel Ángel. Yo puedo pasar sin el Maño, pero no entiendo ya mi vida sin Miguel Ángel.
El Maño no tiene por qué volver, porque no se ha ido. El Maño no deja un vacío, porque desfallecería hasta Hércules intentando retirar el cúmulo de regalos con que nos ha ido obsequiando día a día.
Y Miguel Ángel sí tiene derecho a un descanso. Tiene derecho a un aparte. Tiene derecho a una suplencia. Tiene derecho al banquillo.
Y, al igual que los entrenadores destacan a algún jugador sacándole del terreno de juego 5 minutos antes de que acabe el partido, para que todo el estadio se ponga en pie para vitorearlo, para agasajarlo, para aplaudirle, yo me levanto y juntos mis manos en un sentido y largo aplauso.

Y te espero, Maño, en el próximo partido.

Ánimo.

martes, 31 de agosto de 2010

Cuentos para el verano: Carta de Amor


Son las siete y media de la mañana. El día apareció fresco tras la puerta del apartamento. La playa no está lejos. Me he propuesto hacer deporte, empezar a cuidarme. Más bien diría que a recuperar viejas costumbres.
Desde que he pisado la arena blanca, me ha llamado la atención un reflejo brillante en el borde de la orilla, escasamete a unos dos kilómetros de donde yo estoy atándome los cordones de las zapatillas.
El reflejo atrae mi interés durante toda la carrera. Al acercarme me he dado cuenta de que es una botella que me estaba llamando. En su interior he encontrado un mensaje, es una Carta de Amor:

No te lo querrás creer, pero desde nuestro reencuentro me siento mejor persona.
Te escribo estas palabras sabiendo que no estás, que no las leerás hasta la vuelta de tu descanso. Tuviste tiempo para entrar en mi CorreoNube y recordarme que te gusta pasar el verano es zonas no tan calurosas. Que buscas paisajes donde se pueda pasear al atardecer y donde la única calidez la ponga la mano de tu pareja de siempre, sobre tu mano. Me dices que a tu hijo siempre le ha gustado perderse en un pais extranjero y encontrarse consigo mismo sin más compañía que su pensamiento. Que tu hija gusta de emociones más tranquilas, más serenas. Que aprovechas el gusto de la aventura del primero y la tranquilidad de la segunda para recorrer algo de mundo y para volver al reposo de tu nido.
Un nido del que no he sabido nada durante mucho tiempo.
Yo también tengo mi nido, ya te lo he dicho. Yo también tengo mi nido.

Es hermoso poder tener la oportunidad de vivir un reencuentro. Poder abrir una puerta de tu casa que había quedado estancada, sellada, con tantos objetos dentro. Poder llevarle un poco de sangre a algunas células de tu corazón, con las que solo podías contar cuando se trataba de liberar un suspiro, cuando la melancolía se apoderaba de tu cuerpo.
Y vuelve a entrar la luz venciendo al olvido. Y el aire se vuelve limpio.
Y yo me encuentro mejor. Me sé mejor. Soy mejor.
Siempre que me ha surgido una dificultad en mi vida, cuando se volvía insuperable, me llegaba el recuerdo de tí. El desánimo llamaba a mi puerta en forma de frase machacona: "No lo vas a conseguir... Igual que con ella, que también se fue."
Y era duro. Pero yo también he sido duro. Y todo lo que he superado me ha hecho más fuerte.
Pero siempre quedaba el lamento: "Ella..., ella...., ella..."
Ha habido temporadas en que te he llegado a olvidar. La falta de esperanza en un posible reencuentro, la seguridad de que habíamos pasado página, de que los capítulos que escribimos juntos en nuestra vida nadie más lo volvería a leer, ni siquiera nosotros mismos, habían conseguido formar una coraza alrededor de todo lo que pudiera recordarme a ti.
Pero ahora, que te siento cerca, aunque sigues lejos, muchas cosas se han movido dentro de mí.
Tengo problemas, como todo el mundo. Pero, increíblemente, se están resolviendo uno a uno, misteriosamente. Sobre todo, de los que precisaban de mí para solucionarse. Y es que he vuelto. No sé donde estaba, pero he vuelto. Me siento más parecido al joven del que me he sentido siempre tan orgulloso, que del anciano con el que estaba empezando a acostumbrarme a convivir.
Por eso te escribo esta carta de amor, porque estoy volviendo a enamorarme de mí mismo.
Te la escribo, pero no te la envío; la tiro al mar, porque no sé si el destinatario eres tú o quizá la esté escribiendo para mí. Que las olas decidan.

P.D.: Perdona la mancha marrón que emborrona el papel, sé que no te gusta que tome café con hielo mientras escribo.


¿Alguién conoce dónde puedo encontrar al destinatario?

jueves, 12 de agosto de 2010

Frases para el verano


Estoy como el inglés: Satisfé.

También es una frase de mi madre. Es un contrasentido. Parece que si acaba en é acentuada, sería más bien francés. Si fuera inglés sería, quizá, alguna palabra que acabara en sonido aid. Qué sé yo. Pero, en la familia, la seguimos empleando.
Háganse a la idea. Estás estupendamente, has comido, jugado, paseado, terminado de ver la película de tu vida... y de pronto te viene a la cabeza lo a gusto que te encuentras. Es el momento. Miras a tu alrededor, te repantigas en el sillón, miras a todos y cada uno de los tertulianos y sueltas la frase.
Como el inglés.
Consejos para su uso adecaudo: elegir una velada en que todos y cada uno puedan suscribir la frase. Todos se podrán sentir como el inglés, satisfé.
Es decir, satisfé.

martes, 10 de agosto de 2010

Apuesta contra todos los amigos de la Mañosfera


Me apuesto contra todos y cada uno de los amigos de la Mañosfera que antes de que acabe el año se habrán leído este libro.
Me interesan 4 fechas:

1) Escribíis en una entrada del blog el día en que penséis "pues yo no pienso leérmelo nunca".
2) A continuación sería curioso saber el día que os digan "he encontrado un libro I_N_T_E_R_E_S_A_N_T_Í_S_I_M_O, ¿no te lo has leído, tú, que estás siempre mirando a la pantalla del ordenador?"
3) El día que te lo regalen o lo compres y lo pongas encima de la montaña de libros y digas "ahora no tengo tiempo de leerlo, ya lo cogeré cuando acabe otros que tengo pendientes..."
4) Y, por fin, cuando lo acabes y te preguntes "¿ha escrito algo más este tío?

sábado, 7 de agosto de 2010

Frases para el verano


¡Qué bien se vive cuando se vive bien!

No es mía. Es de mi madre. Se conformaba con poco. No la decía cuando le rodeaba la abundancia, sino cuando cualquier cosa pequeña la hacía feliz y estaba acompañada de sus seres queridos.
Consejo para su adecuado y buen uso: dígase siempre mirando directamente a los ojos de una persona amada.

lunes, 2 de agosto de 2010

Hoy ha sido mi cumpleaños


MiEsposa me ha hecho una tarta de chocolate que está para chuparse los dedos.
Me gustaría invitaros a un trocito. ¿Os apetece?

domingo, 1 de agosto de 2010

Cuentos para el Verano: La Historia de Don José


Don José se quedó viudo y todos lo sentimos. Estaba tan unido a su esposa que nadie pensaba que pudiera haber un recambio para el corazón de ese hombre. La soledad le llegó en un momento en que la vida parecía que había cobrado toda las deudas pendientes y que sólo quedaba el empezar a disfrutar los frutos de tantos años de esfuerzo, de sacrificio, y de ausencia de vida propia. Sus hijos ya casados, los nietos repartiendo sonrisas. Los bancos dormitando después de la gran comilona que había representado la hipoteca, los estudios universitarios de la prole, los renting, los imprevistos y todos los números que, representados en monedas y billetes, van dibujando la vida de una familia, mientras se va construyendo.
Por eso, cuando la sonrisa empezó a aparecer nuevamente en su cara, cuando la felicidad empezó a rescatar gestos y sentimientos que llevaban escondidos mucho tiempo en un rincón silencioso de su corazón, todos sus amigos miraron a lo más alto para agradecer ese premio tardío que les reconfortaba de esa inmerecida injusticia.

Y la historia corrió de boca en boca. Fue el cotilleo de todos sus amigos durante bastantes veladas. Su pareja era un amor oculto. No por parte de él, que hubiera sido impensable, sino por parte de ella. Una administrativa de otra planta que había suspirado, en silencio, por poder compartir una pequeña parte de su hermosa vida. Una persona prudente que nunca se había atrevido a demostrar con ningún gesto, con ninguna palabra, ningún sentimiento que pudiera poner en riesgo la apacible vida de la pareja.
Y como no podía ser de otra manera, don José quiso hacer, y lo hizo, estable su relación. La boda fue sencilla. Acudieron todos sus hijos y nietos. Y las lágrimas de tristeza, recordando a la madre que nunca dejó de estar presente, también brotaron en los ojos de la nueva esposa. Y esas lágrimas se convirtieron de una forma dulce, suave e imprecisa, en sonrisas compartidas que auguraban una merecida feliz segunda parte.
Don José tuvo en su nueva esposa un soporte completo para todas sus actividades. Su vida continuó la senda que ya había sido emprendida años atrás y se vio, en su nueva etapa, una prolongación natural de lo que había sido hasta ahora. Su nueva mujer no destacó para nada como un añadido sorpresa, sino que se adaptó a darle una feliz sencillez a la vida que se había roto inesperadamente.
Cuando Don José tuvo el accidente de tráfico y estuvo encamado tantos días en el hospital, los cuidados, las miradas cariñosas, las atenciones que tuvo por parte de su esposa, declararon públicamente que el amor anidaba en la pareja.
-“Quiero volver a coger el coche en cuanto que salga”-fue la frase que definió la recuperación física y moral de Don José durante su convalecencia.
-“Ya veremos. ¿Quieres que te ayude con el postre?”
-“Hoy lo voy a intentar yo solo”.
Y, como cada día en que se daba un paso nuevo, como cada día en que se notaba un avance, Don José reclamaba su besito y su abracito después del esfuerzo realizado. Las enfermeras y el personal de la planta se sonreían cuando veían a ese abuelete y a esa jovencita compartir, día tras día, la lenta y persistente recuperación con esas gratificaciones tan románticas.
Atrás habían quedado, muy apartados y distantes, los momentos en que Don José había pensado que toda su vida no tenía sentido. Que le costaba encontrar una razón para seguir compartiendo su tristeza con sus hijos, familiares y amigos. Que su mirada se quedaba fija en un punto, al final de la carretera, que le prometía la quietud completa. Una quietud que se disipaba en el último momento, retomando el control del volante y de su vida.
-“Mañana me dan el alta. Tráete el coche.”
-“No sé si será buena idea. Lo consultaré.”
Y a lo largo del día, se fue confirmando que no había ningún problema para que condujera. Hasta el fisioterapeuta, con su voz dulce y melosa, dio su visto bueno al alumno ejemplar que tanto había avanzado en su larga estancia.
-“Aquí están las llaves. Yo iré detrás de ti mientras salimos.”
-“¿Has traído el móvil?”
-“Sí, pero no está conectado con el bluetooth del coche. Todavía está con el mío porque lo he estado utilizando estos días.”
No había maletas que hacer. Todo había sido recogido en los días previos.
-“Voy a comprar unas frutas y otras cosas que me faltan para preparar una cena esta noche. Tardaré un poco en llegar a casa. ¿Por qué no vas a casa de tu hijo mientras que yo llego?”
-“Le daré la sorpresa.”
Don José salió del aparcamiento del hospital sin ningún problema. Se sentía libre. El coche respondía perfectamente. Era el mismo coche donde había tenido el accidente. Había dado tiempo a que lo repararan y lo notaba completamente nuevo. Parecía recién salido del concesionario. Así se sentía el también. Completamente reparado. Para vivir su nueva novísima vida. Su tercera oportunidad.
Miró por el espejo retrovisor y comprobó que su esposa le seguía. Cogió el teléfono y se acordó que no había conectado el bluetooth. No había tiempo de hacerlo. Aprovechó el semáforo para llamarla. Ella se encontraba inmediatamente detrás. Vio en su cara la sorpresa por la llamada. Don José notó que la llamada quería colgarse del altavoz de su coche. Sonó una vez más, pero dejó de hacerlo cuando ella contestó:
-“¿Qué quieres ahora?”
-“¿Lo estoy haciendo bien? ¿Cómo conduzco?”
Le gustó comprobar la sonrisa en cara de ella y pasaron unos segundos hasta que la escuchó decir:
-“Perfectamente, no hay un conductor mejor que tú en toda la calle.”
-“¿Me he ganado otro besito y otro abracito, entonces?”
-“No lo dudes.”
-“Te estaré esperando ansiosamente. No tardes.”
-“Cuelga ya que te vas a estrellar. No tardaré. Te lo prometo.”
En el siguiente semáforo ella se puso a su lado para girar a la izquierda. Cuando la luz cambió de color sonó el móvil en el coche. A ella no le dio tiempo de atender la llamada, por lo que saltó el automático del coche de Don José. Por los altavoces de su coche se escuchó una voz melosa y sensual.
-“¿Has dejado ya a tu maridito? Nos vemos donde siempre en media hora, cariño.”
Don José vio como se alejaba el coche de su esposa, mientras que descubrió como su cara se volvía inquieta hacia él.
La calle se le hizo interminable. Salió de la ciudad y se dirigió a la autovía. Un punto en el horizonte. Un punto de atracción que le sugería una inmovilidad completa. Una sonrisa apareció en su cara. Agradecía haber tenido una segunda oportunidad. Pero se sentía sin fuerzas para una tercera. Ya no había motivos. No tenía razones para este esfuerzo. Cuando llegó la curva, los músculos soltaron el volante y no hubo último momento para controlar su vida.
Los amigos decían, en el momento del luto, que quizá había habido algo de precipitación en volver a coger el coche esa misma tarde. Y todos coincidieron en resaltar la falta de consuelo que comprobaron en la mirada de la joven viuda.
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