Hace tiempo me decanté por la atención personalizada del paciente y, desde entonces, desarrollo mi actividad en la mal llamada Medicina Privada (que a mí me gusta más llamar Medicina Libre). Mis comentarios tratan de compartir mi experiencia y buscar apoyos en el desarrollo integral de la Anestesia en esta parcela.
sábado, 27 de noviembre de 2010
¿Hablas inglés? ¿Sabes idiomas?
En La Salle me enseñaron francés. Y lo aprendí como se aprendía en aquellos tiempos. Que ni sabes, ni te atreves. Pocas veces me he plantado delante de un francés o una francesa para demostrarles mis conocimientos en el idioma de Moliëre, Voltaire o Descartes. ¿ComanTáLevú? ¿QuesQuSéLá? BonyúMadam.
El poco inglés que sé, por decirlo de alguna forma, lo he aprendido yo solito (BaiMaiSelf). Es una mezcla de inglés puro de Gibraltar (el GurMoninPichita de los bobis de la Roca), mezclado con un poco de el Dats'inglish, el Jom'inglish y algún que otro QuéSéYoInglish.
Por eso cuando me dijeron que había una paciente inglesa que se había roto la cadera, me santigüé tres veces.
Y no era inglesa. No. Y no lo descubrí porque distinguiera el acento NoLondinense de la paciente, de nombre Clásida, ni porque descubriera que empleaba expresiones impropias de la Sity. Lo supe porque, ante lo previsible del inmenso ridículo que anticipé en mi primer encuentro con la extranjera, eché mano de una traductora llamada Kati.
-Doctor Palacio, han dejado una nota para avisar a una intérprete si hiciera falta.
Y claro que hacía falta. Me puse en contacto con Kati y quedamos a una hora prudente para poner en marcha el estudio preanestésico.
A la hora en punto coincidimos todos en la habitación.
-GurMornin. Kati, por favor, dile que soy el médico anestesista.
Y las erres, las ges y los borbotones salieron de la boca de la traductora. Me costó un rato entender, que no entendí nada, que aquello no era inglés.
Clasida era holandesa y sabía hablar tres idiomas: alemán (la lengua de Kati), el holandés y el inglés. Y los tres perfectamente. Así que alemán. Alemán de alemania. Alemán de no enterarme de nada de lo que estaban hablando.
Y aquello me envalentonó.
El día siguiente, en reanimación, me atreví a balbucear un poquitito de inglés. Y debe ser que los efectos de los sedantes, o el desparpajo que ella le echó, hizo que empezáramos a entendernos.
Para ser sinceros, yo empleaba más el inglés que hablan en una cafetería de Cádiz, dónde en la solería que hay detrás del mostrador te avisan que saben hablar doce idiomas: inglés, francés, ruso, chino, alemán, italiano, polaco, rumano, japonés, coreano, y NoSéQuéMás con una aclaracion final: con las manos. Que dominan doce idiomas, pero, ¡cuidado!, si nos dejamos ayudar con las manos.
Buena escuela esa. Una escuela de la que yo aprendí también a estar callado en diez idiomas distintos.
Pues eso, que estábamos ella y yo en reanimación y que empezamos a entendernos.
Los días siguientes, que iba a visitarla a la habitación por aquello del control del dolor postoperatorio, nuestra conversación era cada vez más fluida: que si la AnalyesiaMachin, que si PuchDeBaton IfIuJavPein, que JauArLlú... Todas las horas de esfuerzo en solitario de mi dedicación personal al idioma, puestas encima de la mesa, día a día, con un éxito inmenso.
Pero les voy a contar un secreto. El mérito no es mío. Clásida ha demostrado que es una persona especial. Una persona que entiende y que se hace entender. Un encanto de paciente.
Ayer le dieron el alta. Se despidió de todo el mundo repartiendo sonrisas. Y la sorpresa la encontró la auxiliar cuando fue a arreglar la habitación.
Clásida había deshojado unas rosas esa misma mañana y había dibujado un corazón en el suelo con los pétalos de las flores. En medio, dicen que con rojo carmín de labios, había escrito un GRACIAS en español dedicado a todo el personal.
¿Verdad que con pacientes así no hace falta aprender idiomas?
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4 comentarios:
Es que hay gente buena en tós los laos, y no solo en el extranjero, que dicen que la hay hasta en el infierno
Que gusto da tener gente asi, verdad?
Besotes.
Miguel Ángel: El idioma de las sonrisas, que es muy fácil de entender.
Martuka: Son muchos, afortunadamente. Destacan más los que protestan, pero me quedo con los que te dejan una huella como ésta, tan agradable. Besos.
Hay un idioma en el que se mezcla la educación, el cariño y el intentarlo como sea. El resultado es el entendimiento total, hables lo que hables.
Me ha encantado.
Marta.
P.D.: Maño, espero que vaya todo bien por tierras zaragozanas.
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