viernes, 9 de julio de 2010

Los bollos y los sacrificios


Érase que se era que un Jefe se Servicio recibía, día sí y día no, indicaciones del director del Hospital para aumentar la productividad de su Área.
Éste buen Jefe de Anestesia (comprendan que estamos en un cuento y puedo inventarme criaturas imposibles) tenía la suerte de estar rodeado de un fabuloso grupo de residentes ansiosos de aprender y de unos facultativos responsables y concienciados (perdonadme que aquí no acuda a la fantasía, porque se me ha agotado entera en la creación del primer personaje).
-Con dos adjuntos de guardia ya no podemos cubrir tanta urgencia y haría falta poner a tres cada día. Eso supondría hacer más guardias. Empezaremos a partir de mañana. ¿Alguna pega?
Y los miembros del servicio asentían
-Tendríamos que redistribuir las guardias de residente para que simpre hubiese un RGrande y un rchico. Empezaremos a partir de mañana. ¿Alguna pega?
Y los residentes del servicio asentían.
-Haría falta reorganizar los salientes de guardia para cubrir los huecos que se nos están quedando por el aurmento de trabajo que tenemos. Empezaremos a partir de mañana. ¿Alguna pega?
Y los residentes y los miembros del servicio asentían.
Los que saben de cuentos saben que a la fiera es peligroso alimentarla, así que el Director pedía cada vez más y más, y el Servicio respondía haciendo lo que podía.
Y todo tiene un límite.
¿Y quién le pone el cascabel al gato?

Es el momento de que se sienten y piensen en una cosa que les voy a decir: las matemáticas son mentira. Los números llevan a muchos errores. La suma y la resta tienen trampas oscuras camufladas en su interior.
Los médicos residentes eran los que más sufrían el exceso de trabajo. Algún que otro día tenían que suspender su rotatorio para cubrir algún que otro hueco. Y cada vez se les exigía más. Y ellos habían estado siempre a la altura. Pero todo tiene un límite. Y decidieron ser ellos los que le pusieran el cascabel al gato.
-AmadoJefe nos gustaría que invitara usted al SeñorDirector a uno de nuestros desayunos para poder encontrarle una solución razonable a nuestros problemas.
Háganse una idea. Una sala más bien pequeña, una mesa camilla, una gran fuente de bollos en medio, una jarra de leche y una gran cafetera humeante, además de un par de sofás donde se distribuyen el resto de los residentes. El Dire, el Jefe y el ResiValiente sentados en la mesa. Empieza la reunión.
-En primer lugar quiero darles las gracias por haberme invitado a este desayuno y así tener la oportunidad de agradecerles la colaboración que siempre he tenido de vosotros y que espero seguir teniendo. Si tengo que decir que estoy orgulloso de tener residentes en mi hospital, destaco por encima de todos a los resis de anestesia.
-Muchas gracias, SrDirector.
-Vayamos al grano, estamos aquí por la necesidad que tiene el hospital de que hagáis una guardia más de puerta y una guardia más en vuestro servicio. ¿No es eso? Es un pequeño sacrificio que supondría un gran impulso en la asistencia.
-¿Café con leche o sólo? - pregunta el residente.
-Con leche, gracias.
-¿Le apetece un bollo?
-Tienen buena pinta. Me comeré uno.
-Están buenísimos SrDiector, seguramente no podrá conformarse sólo con uno.
-Tienes razón -responde el SrDirector, mientras coge otro y se lo lleva a su boca.
-Hemos hablado largo y tendido del tema de las Guardias SrDiector y queríamos decirle que sabemos de la importancia que tiene para nuestra formación el poder aprovechar nuestro tiempo de residencia anestesiando a pacientes agudos en situaciones especiales. Cuando yo empecé la residencia hacía 4 guardias, ¿se acuerda?. Cuatro guardias de especialidad y una de puerta. ¿Le apetece otro bollo? Tome usted, ¡están riquísimos!
-Muchas gracias, sí que me acuerdo. Pero las necesidades han cambiado y estoy agradecido de su esfuerzo.
-Gracias a usted, SrDirector. Creo que el aumento de guardias ha mejorado mi formación. ¿Otro bollo? No se lo querrá perder, ¿verdad? Están exquisitos. Sería una pena que no se aprovecharan.
-Siempre me han gustado así los residentes. ¿Usted es de cuarto año, verdad? Voy a ver si puedo ir buscándole un hueco para el año que viene. Y hablando de huecos, creo que voy a llenar el último huequecito que me queda con el bollo que me ofrece.
-SrDirector, hemos estado hablando nuestros compañeros y yo y ha llegado el momento de decirle que no podemos aceptar su ofrecimiento.
-¿Cómo dice usted? ¿Que no pueden hacer dos guardias más? No le estoy pidiendo ningún sacrificio. Son sólo dos simples guardias.
-SrDirector le apetece a usted dos sencillos bollos más - le dice el residente cogiendo un bollo con cada mano -, son dos simples y sencillos bollos. No me dirá que no puede con dos sencillos bollitos de nada.
El SrDirector se ahorró tener que dar explicaciones de que ya se había comido 5 bollos anteriormente. Se dio cuenta de que había recibido una buena clase de Gestión. Muy docente. Muy instructiva. Una clase que explicaba que la distancia que existe entre dos y cuatro no es la misma que entre cinco y siete. No señor: las matemáticas son mentira. Los números llevan a muchos errores. La suma y la resta tienen trampas oscuras camufladas en su interior.
Que se lo preguntaran a Mike Powell que sabía que no era lo mismo pasar de 8,9 a 8,95 en el salto que pasar de 8,95 a 9, a los que nunca llegó. Nadie le recriminó entonces que era solamente un sencillo medio centímetro más.

1 comentario:

capitán garfio dijo...

las matemáticas dicen que son exactas, yo no les voy a llevar la contraria...jeje
la forma de utilizarlas es lo que creo que hacemos mal.....y siempre de arriba para abajo,(que son sumas y multiplicaciones),
porque de abajo para arriba (son restas y divisiones) casi siempre...jeje
tal vez en los colegios no nos enseñaron lo mismo....
un saludo

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