martes, 19 de octubre de 2010

Diferencia entre arreglar y resolver.


El Moli fue mi compañero de guardia durante mucho tiempo y en una ocasión me explicó la diferencia que había entre estos dos conceptos tan parecidos.
Durante las guardias hospitalarias siempre buscas un momento para poder contarle a tu mujer lo dura que es la guardia, o para preguntarle a tu hijo si ha entendido todo en clase o quiere que su papaíto le resuelva alguna duda. Y en todos los hospitales hay una habitación en la que ponen un teléfono para que los médicos se puedan poner en contacto con el exterior. Y en todos los hospitales ese teléfono será el peor teléfono de toda la planta.
-¿Qué pasa hoy, Moli?
-Que la clavija tiene la cejilla rota y constantemente se suelta, pero no hay nada que un buen anestesista no pueda arreglar con un buen trozo de esparadrapo.
Y el teléfono seguía su agonía, sobreponiéndose a todas las eventualidades posibles.
-¿Y hoy que pasa?
-Que se ha despegado un poco la soldadura del cable que se conecta con el micrófono del auricular y, según como lo cojas, escuchas o no. Nada, una tontería. Ahora mismo lo arreglo.
Estuvimos cerca de cinco años de pareja de guardia y cerca de cinco años en que, un mes sí y otro también, había que hacer una operación a vida o muerte al dichoso teléfono.
En un momento en que las guardias fueron mucho más acaparadoras y no había tiempo de acercarse al teléfono como MacGuiber, pero sí como usuario, no podíamos conectarnos con nuestros hogares hasta que, al día siguiente, nos arrastrábamos agotados hasta el tranquillo de nuestras casas.
Fue entonces cuando decidimos dar partes diarios del mal estado de conservación del teléfono.
Y parte que dábamos, milagro que ocurría. No saben ustedes la cantidad de conocimientos que puede haber en el Servicio de Mantenimiento de un hospital para conseguir prolongar la vida de cualquier chisme. La de Premios Nobeles que podría tener España si se reconociera la categoría de "La Chapuza" como especialidad científica.
Pero llegó un día en que al entrar en la habitación el Moli no vio el aparato. El cabreo fue doble. Por una parte por que se le coge cariño a las máquinas cuando las tienes cerca durante mucho tiempo procurando alegrarte la vida. Por otra parte porque se presentaba otro día de penosa guardia sin poder darle el beso de buenas noches a tu familia.
Al día siguiente entró el Moli en el despacho del jefe afeando la mala conducta del ladronzuelo.
-Y encima un GILITONTO nos ha robado el teléfono del despacho, no sé dónde vamos a llegar.
Ya se veía sin teléfono para todos los días de nuestra vida. Pero al empezar la siguiente guardia, me llamó el Moli al cuartito para enseñarme el despampanante aparato que nos iba a acompañar en nuestras batallas.
-Parece que hemos resuelto el problema, Moli.
-Pues eso parece, porque ya el cacharro no tenía más arreglo. Es la diferencia entre arreglar y resolver.
Hoy, después de muchos años, pienso que hay que poner todo el empeño necesario en arreglar, una y otra vez, los problemas que nos surgen, sin desfallecer. Y sigo admirando a la gente que pone todo su esfuerzo y conocimiento en darle una solución a todo, sin pedir nada a cambio. Es una buena forma de afrontar muchas contrariedades.
Hoy, después de muchos años, ya lo sabe el Moli, os voy a confesar que yo fui el ladronzuelo GILITONTO que tiró el teléfono y todos sus cables en el primer contenedor de basura que me encontré en la calle al acabar la guardia.

3 comentarios:

Sophie dijo...

Jajaja, qué bien resolviste el problema, con contundencia y rapidez. Hoy, con los móviles, ese problema no existe, más bien el de encontrar un sitio tranquilo con un mínimo de privacidad para hablar con tu gente :)

Martuka dijo...

Jejejejjeje, muy bueno, todo todo todo, tiene un límite de vida, llega un momento em que las cosas no se arreglan. Muy buena resolución del problema.

Juana dijo...

Pues verás, como soy de mantenimiento y trabajo en un hospital, te voy a contar la última.
No entiendo que hace un pulsiosímetro (nuevo flamante) en el armario de un despacho, perfectamente embalado, durante 7 meses, mientras el personal trabaja con un aparato que es un "petardo" .... y con esto solo quiero decir lo que digo ....
Gracias por tirar el teléfono a la basura.

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