martes, 4 de mayo de 2010

Frases famosas: ¿Cuando puedo comer?


La mayoría de los pacientes se despiertan pidiendo un bocadillo de jamón. Y sería un buen negocio poner una bocadillería en la Sala de Despertar.
-"A mí uno con tomate restregado en el pan"
-"El mío, si puede ser, de jamón asado, que me estaba viendo el olorcito desde el pasillo"
Pero no se hagan ilusiones, que somos muy extrictos en esto del ayuno.

Hay veces que estamos tan a gusto en quirófano, con la luz apagada, la música ambiente relajante, el paciente contento de ver que el menisco le está quedando estupendamente para seguir haciendo deporte, que dan ganas de pedir unos cubatas y unos frutos secos. Pero todavía estamos lejos de inventar el QuirófanoPub.
-"Mire usted, parece que la intervención se está prolongando un poquito, ¿le apetece un Vodka con naranja o un RonPálido con CocaCola? ¿le traigo unas almendritas o prefiere algo dulce?"
Quizá si empeorara la crisis y los pacientes no quisieran operarse, se podría ir desarrollando esta idea, no sé.
Pero no. Perdonen la broma. Por muy mal que fueran las cosas no podríamos hacerlo. No es prudente.
Hay intervenciones en las que el paciente sale nuevo, feliz, saludando a la familia, tranquilizando el recién operado a los que le esperan en la puerta.
-"Pero Paquita, no llores, ¿no ves que tiene mejor color que tú?. El berrinche que te has pegado en la habitación y míralo lo bien que sale."
Y el Traumatólogo explica lo bien que ha quedado la prótesis de rodilla y que bajará a la habitación en seis u ocho horas.
-"¿Y hasta entonces no va a comer nada?"
Pues no. Nada. Por muy bien que esté. Nada de nada. No es prudente.
¡Vamos a ver! ¿no era por que tenía que vomitar la anestesia?
Pues no se equivoca nuevamente.
Ah, es que esta anestesia se orina ¿verdad?
Pues no, buen hombre, que la anestesia ni se vomita, ni se orina. Es por prudencia.
-¿Y qué tiene que ver la prudencia con el hambre?
Con el hambre no, con el sangrado.
El sangrado o cualquier otra complicación importante que pueda ocurrir dentro de las dos o cuatro horas después de acabada la cirugía. Y ese es el motivo fundamental por el cual no le damos de comer a muchos pacientes. Si ocurriera cualquiera de estas circunstancias y el paciente tuviera que volver a quirófano para resolverla, sería un problema que hubiera comido. Por eso en algunas intervenciones en que hemos actuado directamente sobre el tubo digestivo, hay que esperar a que vuelva a recuperar su función, pero en el resto de las operaciones, quien manda es la Señora Prudencia. Hasta que ella no nos dice que ha pasado el tiempo en que pueden ocurrir las complicaciones más frecuentes o graves de cada cirugía, no podemos repartir los bocadillos de jamón que tanto piden nuestros pacientes.

1 comentario:

Juana dijo...

Y lo de no poder beber agua, ¿por qué?

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