lunes, 29 de marzo de 2010

MiGente: MiTitaMaría


Si alguna vez entran en la Iglesia Mayor de San Fernando pueden oir oraciones como la siguiente:
-"Mira Pichita, mi hermana está malita y vengo a que te acuerdes un poquito de ella, pero no te voy a encender la vela hasta que vea que haces algo."
Estamos delante del Nazareno, una imagen con mucha devoción en San Fernando.
Mi tía no le saber rezar de otra forma. Lo que es la amistad. Tiene estas cosas.
Pero otra veces no es así.
-"Mira malage, que voy a estar viniendo tres semanas delante tuya sin hablarte. Me voy a plantar aquí delante, para ver si tienes lo que hay que tener para mirarme a la cara. ¿Tú te puedes creer que se nos puede hacer lo que nos estás haciendo?. ¿Es que te gusta regodearte con los pobres?. No esperaba eso de tí. Y ahora te apago todas la velas. Anda, malage."
Y el Nazareno mira para un lado y para otro, sabiendo que ha metido la pata.

MiTitaMaría es mi madrina. La hermana mayor de las tres hermanas Benítez. La única que queda. Siempre había sido la más débil. La de cuerpo más espigado. Y es la única que nos queda.
MiTitaMaría sale todos los días. Tiene una amiga que le presta el brazo y ella se agarra a él y "va a hacer los mandaos".
Se levanta antes que el Carlos Herrera y cuando sale de la casa ya lo tiene todo limpio. Le gusta ir a la plaza y visitar a mis primas. "Hoy voy a ver como está la Pepi, y si puedo le ayudo a colocar las flores en la tienda". "La Manoli me ha preparado una cazuela de potaje, la pobre, que buena es, siempre pensando en nosotros y me la voy a traer para el almuerzo".
Te coge del brazo, te mira directamente a la cara. Se ríe. Se ríe mientras te cuenta esto y lo otro. Te pone al día de todos los primos y de toda la familia.
Sus nietos la adoran. Y sus sobrinos también.
-"Mi Luis está malito, pichita y yo ya estoy muy mayorcita para arreglarlo. Por eso viene todos los días un muchacho y nos ayuda. Lo pone a andar por el pasillo. Pasillo pa arriba. Pasillo pa abajo. Y así vamos tirando los días. ¿Estás más gordito, verdad, PichitaDeOro?..." Y te dá un pellizco en los mofletes. "¡Qué guapo eres!?".
MiLuis es mi tío que está sentadito en la silla casi todo el día porque tiene problemas de circulación en las piernas.
-"¡Qué aburrido es!"- y lo mira con mucho cariño y se ríe.- "Yo le digo: habla un poco JoíoPorculo, que hablar no cuesta ná". Y se ríe. " Y ahí está ToElDía callao".
-"¿Quieres una CocaCola?¿Una Fanta?¿Qué quieres, pichita? ¿Y los niños, ¿cómo están?¡Qué guapa tu Carmen!¡Y Miguelangel!¡Qué guapo el joío!¿Te pongo un refresco?"
No te deja responder. Te hace una pregunta después de otra. Se ríe. Mira a su marido, se ríe. Y si hay una sonrisa de cariño que pudiera expresar el amor de toda una vida, es la que veo en la cara de mi tío Luis cuando la mira.
-"¿Sabes que le han dado por inutil a tu tío?¡Qué tonto!¡Sólo la mitad de la paga! Cada vez que le preguntaban, ¡como es tan bueno!, decía siempre: "Yo estoy bien".
Y se va para él y le agarra de los mofletes.
-"Vaya tonto que estás hecho".
Me mira.
-"Yo fui al día siguiente. Antes de entrar me quité el aparatito del oído y cuando me preguntaban yo siempre decía lo mismo, que estoy muy malita y mu mayor y que no puedo bregar ni con la casa, ni con mi marío. Y me han dejado la paga completa".
Y es que es verdad. Yo no sé de dónde saca la fuerza para tirar para adelante. Pero, aún siendo un terremoto, está para que la mimen mucho y poco más.
-"Pichita, que alegría verte."
Y se ríe.
Mi TitaMaría. Tan presente en la vida de todos nosotros. La que nos daba de comer los día de colegio.
-"En mi casa siempre hay comida para todo el mundo. Lo único que hay que hacer es echarle un poco más de agua al puchero. Por voluntad que no quede. Aquí no se echa a nadie." Y se ríe.
Siempre ha tratado de ayudarnos...
Y es el momento de confesaros un secreto. Ya no tendrá castigo porque habrá prescrito. Creo.
Yo tenía ayuda en los exámenes de la Facultad. Mis notas deben de estar trucadas. Me sabía las preguntas y contestaba con mucha facilidad. ¡Y que no fuera así!
-"Pero picha, no te dije que mi sobrino tenía un examen. Ya le estás ayudando o te apago todas las velas de la Iglesia y me quedo plantada delante tuya hasta que te salgan los siete sudores. ¿Pero es que no lo vas a ayudar?¿Es que te hemos hecho algo malo?¿Quieres que hable con tu madre?"
Y más de una vez he notado la mirada del Nazareno en los exámenes y mi mano que se movía sola buscando la respuesta correcta.

P.D.:Dedicado a Sophie, que se ha enamorado un poquitito de la gente de San Fernando.

3 comentarios:

María dijo...

Doctor me encantó este post, muy tierno.
SAludos

MiAnestesista dijo...

María: Muchas gracias. Bienvenida al blog. Todo un carácter MiTita y con mucho cariño dentro.

Anónimo dijo...

mira titi to es verdad pero ya te se nota en el habla que eres mas granaino que caña turmana

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