Hace tiempo me decanté por la atención personalizada del paciente y, desde entonces, desarrollo mi actividad en la mal llamada Medicina Privada (que a mí me gusta más llamar Medicina Libre). Mis comentarios tratan de compartir mi experiencia y buscar apoyos en el desarrollo integral de la Anestesia en esta parcela.
viernes, 4 de junio de 2010
El Tránsito
Me resisto. Yo no ayudo a nadie a morir. Yo no sé qué hacer con la muerte. Cuando la muerte llega se adueña de todo y mi misión como médico ha terminado. Entonces empiezas a actuar como amigo, como persona, como afectado. Siempre se muere un amigo. Prefiero no hablar de la muerte como objetivo, ni siquiera como estrategia. La misión del médico está en potenciar la vida. Por eso me gustaría que se cambiaran los conceptos, las palabras. Por eso prefiero hablar de tránsito.
No hay muerte digna. Hay vida digna. Y el médico debe empeñarse en hacer un buen acompañamiento al paciente. Debe poner todos los medios a su alcance para que el paciente y la familia afronte con dignidad el tránsito. No hay muerte digna, pero debe de haber un tránsito digno.
¿Cuándo empieza el tránsito? Cuando se le dice al paciente que su enfermedad está próxima a poner fin a su vida. Es el momento de preparar todo para la despedida. Es el inicio real del tránsito. Supone un conjunto de cambios de actitudes espontáneas e impuestas que remueve toda la cotidianidad del paciente y de sus familiares.
Es el comunicarle a él y a la familia que empieza a ser muy frágil. Es el apoyarle en la fragilidad. Y es el dejarles claro que todavía hay recursos. Que vamos a disminuir el sufrimiento y que vamos a darle una oportunidad a la despedida.
El objetivo es que el paciente y los familiares puedan atar cabos. El objetivo es evitar la soledad.
P.D.: Para María José, que supo darle vida a la vida de José, su pareja. Que supo darle a unos hijos, que no eran los suyos, una sonrisa permanente.
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